La lógica sucumbe ante el empeño. No repitas más veces que no puedes o que no sabes, que es difícil o imposible. He visto personas volver del infierno, hallando el camino perfecto que les lleva al centro de su propia alma. He visto parejas que se encuentran en un punto, cuando parecía que vivían universos distintos para siempre. He visto volar a quien no tiene alas y caminar a quien no se movía. He visto ganar a quien siempre perdía y vivir a quien ya estaba muerto.

No digas que no lo vas a intentar, que he visto saltos que tocan el cielo. Prueba, que quien va a por todas suele conseguirlo. Que el mundo se aparta ante alguien que decide sus pasos, y que la gloria pertenece a aquel que está dispuesto a disfrutarla. Da igual la terapia, la forma, el especialista o el momento. Lo importante eres tú, que te pares a elegirte y empezar de cero con todo. Derribar los muros invisibles que te impiden respirar y luchar por tu sitio en el cosmos. Pues si bien es cierto que un día nos vamos, la existencia que merecemos es la mejor posible.

Y te entiendo. No es sencillo sentarse tras la mesa de un desconocido, contarle tus miedos, hablarle de la oscuridad y de callejones sin salida. Pero ese es el primer paso, reconocerse persona, como todos, y pedir una mano que te agarre bien fuerte. Porque ese alguien es un profesional, desde luego, pero también es humano, y está dispuesto a embelesarse con tu historia, pensar horas y horas en ti, en la próxima sesión, y sentir las brasas de tu infierno para entenderte. Alguien que terminará amando tu ejemplo si cierras los ojos y te dejas llevar por la música, aunque sin dejar de inventar tu propio paso.

Así ocurrirá, pero no para siempre, pues las cosas terminan, incluso yo, y un día bajaré la persiana de mi reducto de samuráis, con otros puertos hacia donde ir, otras aventuras y otras desdichas. Y tan solo quedará el recuerdo magnífico de un lugar donde renacía la primavera. Eso y el orgullo de un capitán enamorado de sus tripulantes hasta lo eterno. Por eso, amigo, jamás termines de empezarte, no hay mejor destino…