No soy experto en marketing, no tengo cursos, ni Masters, ni MBA al respecto. En la Facultad jamás di una asignatura de ventas, ni tengo mentores que me guíen ni me creo con muchas habilidades en el universo de los negocios. No sé muy bien lo que es un target, una cuota de mercado ni una estrategia de desarrollo. No hice plan de negocio, ni sé cómo funciona la publicidad ni cuánto vale hacerla. Pero sí sé varias cosas, y hoy quiero transmitírtelas, puede ser que te venga bien escucharlas.
Si te estás planteando abrir un negocio aplica el sentido común ante todo. Caminarás por sendas difíciles, por supuesto, pero es que no conozco camino que merezca la pena en el que no habite algún tropiezo. No dejes de intentar cosas, de empezarlas y llevarlas al límite. Cuando comencé con las Redes Sociales, por ejemplo, pensé que era un juego, y hoy no imagino mi empresa sin la pléyade de conocimientos y hasta de clientes que me aporta ese mundo, antes desconocido para mí. Deja volar tu intuición, pero desde el esfuerzo, y caerás en la cuenta de las sorpresas que te tiene guardado el destino, regalándote incentivos a medida que te atreves a descubrirlos por ti mismo. Y no sólo me refiero a dinero. Hay emociones que el dinero no puede comprar, el agradecimiento, la satisfacción de un cliente, el orgullo de los que te vieron empezar con todo, la sensación serena de tener tiempo para lo que quieras…
La crisis hizo que cambiásemos nuestra forma de ver el trabajo. Si nada hubiera ocurrido probablemente no estaría buscando la manera de motivarte en tu búsqueda de empleo, en la búsqueda de tu camino. En el mejor de los casos, estaría ansiando la llegada del fin de semana para desahogarme del estrés que causa hacer algo que no nos entusiasma. Sin embargo, aquí me hallo, un miércoles de madrugada, imaginando los casos de mañana, las charlas por dar, los relatos por escribir y velando por aquellas almas que esta semana se asomaran a mi consulta para que les dé un poco de luz a sus vidas. Y no quiero ni dormir, porque lo disfruto, pueden creerme. Uno no trabaja cuando hace lo que le gusta, porque las horas pasan volando, y no hay mejor síntoma de felicidad que ese.
Atrévete a innovar, a superar barreras, no sólo las tuyas, sino incluso las de tu profesión. Evangeliza con tu producto, créete necesario, porque lo eres, y demuestra que a actitud no te gana nadie. Da un paso más, que la genialidad pertenece a los que se arriesgan. Habla de ello constantemente, da valor a los demás, hazles ver que pueden hacerlo al menos como tú, que no eres nadie especial, sino alguien normal que decide hacer cosas especiales. Pide perdón, y no permiso, que de valientes de recitaron los mejores versos, y vivimos en la mejor época para aprender de los errores del pasado.
No soy más que un psicólogo que un día abrió consulta, que va a la radio, que hace un podcast, que escribe cada día un blog, que tiene un canal de Youtube, que organiza una charla cada Viernes, que colabora con equipos y empresas, algunos remunerada, otros altruistamente, que de vez en cuando se deja ver en la tele, que lee artículos, que asiste a charlas, que se instruye cada minuto, que falla cada tres segundos, que no deja de intentarlo, tanto, quizás, que últimamente hasta termino acertando. No quiero ser ejemplo de nada, pero sí un motivo para que confíes en ese sueño loco al que no paras de darle vueltas y tan solo te hace falta un empujón para empezar a disfrutarlo. Tú hazlo, calla esos miedos y salta, lo peor que puede pasar es poco o nada, y vas ganar toda una vida. Tú hazme caso…
(artículo publicado para la Revista Nueva Ruta del Empleo)
Me encanta la dorma expresiva de tus palabras y me siento muy identificada pues me ven como una persona extraña que no se deja llevar ,el contrario, el lado oscuro , la persona de la que después no se pueden desenganchar. Gracias por existir y hacer constancia de ello asi demuestra que no soy unica.