Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

Nunca se Sabe…

Nunca se sabe. No sabes si doblarás esa esquina y encontrarás alguien con el que te pierdas. No sabes si caerás en brazos de quien hará por levantarte. Tampoco si te irás con aquel que hará que realmente vuelvas. No sabemos lo que ha de venir, los sueños que nos esperan, las razones de nuestras futuras emociones y los amores que nos deparará el destino. Desconocemos el futuro, su aroma, el color de sus amaneceres y la presencia que hará por acompañarnos. No sabemos los motivos de nuestros pasos ni la locura que embargará nuestros sentidos. No importa demasiado. Ya lo saben. Porque el futuro no está aún, pero sí un presente magnífico que es el pasado de mañana.

Es por eso que nos toca decidir ante qué nos enfrentamos, si estamos dispuestos a rebelarnos a las heridas de ayer y los desafíos de mañana. Es una elección que hay que hacer ahora, justo en el instante en el que nos arriesgamos a andar un camino desconocido, con curvas sinuosas que puede hacernos tropezar, con baches que nos llevarán al límite, a buen seguro. Si bien, también es una senda que nos recorre por dentro, que llena de serenidad nuestra existencia, y que termina en el mismísimo centro de nuestra propia alma.

Hablo de atrevernos a sentir, de abrirnos a la experiencia de equivocarnos, a amar sin medida, a ser apasionados, a desear sin miedos y a exponernos a mil precipicios. Hablo de saltar sin red a la aventura de la vida, a dejar de mirar el suelo para hacerlo al cielo, exprimir el cuerpo, cansarnos hasta caer bien muertos. Mirar a los ojos y dibujar lágrimas de alegría, jugar a querer, queriendo jugar, sabiendo que no pierde el que lo intenta.

Vivimos poco tiempo para dejar de hacer cosas fascinantes, enfrentarnos a nuestro ego y ganarle la batalla a la pereza, a la vergüenza, a la cobardía de conservar lo que tenemos sin aspirar a alcanzar lo que verdaderamente se pretende. No somos geniales, sino gente normal que decide hacer cosas geniales, agarrando un presente increíble por unos cuernos que te embisten cuando menos te lo esperas.

Por eso te digo, haz por estar atento, porque puede que dobles esa esquina, te cruces con tu destino, te enamores de su forma y termines siendo feliz. Eso o que pases de largo mientras vas pensando que nunca se sabe, que no hallarás tu estrella, y que todo es, un año más, un cuento vacío típico del día de los enamorados…

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