Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

Nos Toca a Nosotros…

Aún sabiendo que el momento es duro y el ánimo se tambalea. Aún conociendo que el límite de la paciencia se traspasó hace tiempo. Aún sintiendo que el principio de la dignidad nos ha sido maltratado. Es ahora instante para una nueva existencia, esta vez escogida, por tanto más natural y pura. Es lugar éste para ser ejemplo perfecto de un resurgir humano que contagiará a quien lo precise. Hemos vivido ya demasiado bajo el manto de la lástima por nosotros y la culpa del vecino. Hemos dedicado muchas palabras a juzgar y pocas a reconocer, miles de veces a decir y pocas a hacer, cientos de días a callar y alguno que hablar.

Elige no depender de los que mandan, decidir por ti mismo tu futuro, amar sin dejarte nada, perdonar para no ser esclavo, pararte a pensar para ser libre. No eres tú cuando odias, cuando criticas o cuando envidias, porque tu ira te ciega y la sensación es amarga, la infelicidad completa. No somos pueblo cuando no nos apoyamos, cuando nos quedamos en la fachada, cuando renunciamos a ser bondadosos por batallas pasadas que ya no dicen nada. No somos auténticos por expresar lo que pensamos, sino por hacer sentir mejor a quien te roza. No somos mejores por llenar nuestra cartera, sino por encontrar sonrisas y agradecimiento en quien lo necesita. No somos más listos, ni más inteligentes, ni más capaces, ni más verdaderos. Lo es quien no lo busca, quien se deja todo, quien no mira apellidos y hace el bien en cada esquina, en la cola del pan o en la plaza. Y para eso, bien vale un gesto amable, una palmada en el hombro, unas palabras de ánimo, un ceder el paso, no quedarse quieto, ser educados, honrados, amantes de nuestras tradiciones y celosos de las calles que pisamos, humildes pero soñadores, orgullosos.

Empecemos a elegir nuestro destino, ser modelo magnífico para los que dudan de su fortaleza, sostener la familia y los amigos, dar sentido a nuestras fiestas y nuestro credo, ser dueños de una vida que con el tiempo marcha y se nos escapa. Demostremos a los que disienten que otro mundo es posible, que de un tropiezo se aprende, que el honor es un valor en alza y la verdad una bandera innegociable. Hagamos creer a los incrédulos de un mejor final, a los malditos que no tienen alma, a los bandidos, a los siniestros, a los cobardes, a los culpables y a los muertos en vida. Levantemos el alma a los que están fuera, a los tristes, a los desesperanzados, a los distintos, a los abandonados a su suerte, a los solitarios, a los indefensos y a los débiles. Hacer saber que puede quien quiere, que decidirán sobre mi bolsillo pero no sobre mi dignidad, que el humor no se pierde, que tus acciones son sagradas y tu verbo no se vende. Que tus emociones buenas son el centro de tu casa, y que los pensamientos malignos quedaron en la cuadra. Sentir que tus aceras son tuyas y nadie las maltrata, que tus campos son diamantes con los que no se especula, que la infancia es tu patria y tus pasos sinceros.

Vamos a crear un nuevo universo de experiencias positivas, a luchar por nuestros sueños, a sentir lo que valemos, a vivir lo que merecemos, a emprender, a ser nosotros, a abrazar la intuición y desmitificar lo razonable, a amar nuestro trozo de mundo, a mimar la tierra, vencer la pereza, abandonar el juicio, gritar victoria desde la derrota, criar en valores, ser grandes, sencillos, respetables, especiales, personas. Vamos a dar ejemplo a los que vienen, dejar en herencia una forma de entender la vida, escuchar a los mayores, disfrutando las cosas más pequeñas, los atardeceres, las sonrisas, las estrellas del verano, los olores de primavera, de otoño, invierno, los juegos en la plaza, las bicicletas, los sabores, el himno de la amistad, las miradas, enamorarse. Vamos a dar la vuelta a la historia, a empezar de cero, a salir por las calles con carteles que dibujen que nosotros también nos hemos equivocado, a reconocer que un tiempo nos olvidamos de nosotros mismos, que perdimos la senda por tomar atajos que no llevaban a ningún tesoro. Que obviamos que lo material se queda, que un día nos vamos, que nuestro recuerdo nunca muere, que el Sol siempre aparece y que la Luna sabe de todos nuestros secretos.

Es éste el momento definitivo, la actitud noble que ahora empieza, el sabernos libres en el presente y optimistas con el futuro, que el pasado ya no existe y el amor te sobra, que el cambio empieza por nosotros y elegimos hacer felices a los demás para ser reyes de nuestro propio mundo. Que estamos al principio del principio, que nos queda el mejor reto posible por delante y que mi confianza en vosotros es eterna…

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