Moriré joven, estoy seguro de ello. Dejaré mil proyectos a medio hacer, con la maleta a punto para un viaje que no haré nunca y las cuentas bancarias a cero. Moriré arriesgando, saltando al vacío o navegando un océano, pero no ocurrirá durmiendo, ni quiero, por más que digan que es el más dulce de los tránsitos. Pretendo que llegue mi hora viviendo los segundos, no contando los días como iguales. Me pillará intentando o insistiendo, no arrepentido por mi pasado. No sucederá en el futuro, sino en el presente, porque es allí donde resido.
Moriré enamorado, imaginando versos que jamás escribiré y abrazos que no terminan. Me iré deprisa, viviendo despacio, saboreando el soplo bello de quien aún respira sabiendo que casi se ha marchado. No será una huída, y es que no sufre aquel que da la bienvenida. Sin secretos, que mi mundo es más vuestro que mío, pues la poesía pertenece a quien la provoca. En silencio, degustando la quietud del instante efímero, haciéndolo eterno. Sin miedos, que ninguna puerta que abres lleva al absoluto olvido.
Porque no es una maldición morir, sino vivir y estar muerto. Marcharé sonriendo, orgulloso de mis samuráis, de tantas horas de terapia superando desafíos. Partiré con mil recuerdos, acompañado por sus magníficos ejemplos, que serán mi mayor tesoro. Sin temores, que el mundo se postra ante alguien que sabe a dónde va. Con el zurrón lleno de experiencias, de caídas y tropiezos, que me hicieron mejor persona. Con el cuerpo gastado de heridas que quedaron en cicatrices, cansado de caminar los horizontes que parecían quedaban lejos.
Me iré sin mirar atrás, creyendo antes de ver y soñando hasta el último momento. Me iré apasionado, tentando la suerte y esperando mi ocaso. Sin lágrimas ni lamentos, con la cabeza alta y el corazón en mis manos. Desnudo de culpas y de vergüenza, dispuesto al juicio de mi conciencia, pues soy culpable únicamente de ser humano. Inocente de excusas, que mi existencia giró en torno a mis motivos. Sin más razón que mis emociones, que es mucho y suficiente. Por eso moriré joven, porque no envejece quien no quiere, a pesar del tiempo, y ese es mi destino, joven aún con cien años, mas prometo morir de vida hasta haberme ido…
Como siempre, me haces sentir que aún hay esperanza en el mundo, que aún hay gente que sabe que lo importante es vivir, soñar, enamorarse, volar…
Que preciosas tus palabras, enamorada estoy de cada una de ellas.
Gracias amiga! Hasta ahora no he leido tu mensaje. Un abrazo