La vida no es cuando ocurre tu día deseando descansar, ni tus semanas esperar a que terminen. Tus años no son verlos pasar como si nada, ni tus sueños una utopía imposible. Tus miedos pueden ser tu orgullo de haberlos superado, tus excusas los motivos por los que avanzas. Los amigos no son los conocidos ni se ama sin entusiasmo. No se quiere a quien no se perdona ni se siente al que no se toca. Un silencio te grita y una voz te alienta. Una palabra no enamora pero unas cuantas hacen versos. Una mirada se roba y a la vez se regala. El presente se habita sin pensarlo y mañana no es seguro. La lógica termina, la intuición triunfa, los secretos son de todos y el honor es premisa. No se espera, se camina. No se cree, se respira. El mundo se reinventa con tus trazos, se dibuja con tus gestos y sonríe al abrazarlo.

La muerte no es cuando todo termina, pues tu ejemplo sigue. La emoción te persigue, la verdad no existe y la felicidad es un reflejo. La serenidad es un espejo de tus actos y tus límites una humareda de costumbres. La vergüenza es una astilla en la conciencia que amarra tus posibilidades. La razón un viejo descreído del infinito. El riesgo un niño que salta al vacío, la tentación un reto y aceptar la realidad un desafío. El coraje es un arma contra la pereza, el cielo tu escenario y tus antepasados los testigos. Tu letra la música de tus hazañas. Tu sensibilidad la más perfecta de las pruebas que te salva. Tu cuerpo la piel de tu memoria. Tu pasado la condición, tan sólo eso. La fe tu fuerza y la locura tu gracia. La sencillez tu escudo y la generosidad tu casa. Tu raza la humana y tu patria la infancia.

Vivir no es morirse en vida. Es el deseo genial de agarrar los momentos, provocar el instante, dejar de lamentar el paso del tiempo para escribir finales a la historia. Es dedicar una existencia heroica por distinta, inmortal por un arte que jamás se desvanece, intensa porque la ocasión lo merece. Es hablar de imposibles que ocurren, de milagros que suceden y de pasión que se desborda. Es el beso de un poeta navegante, capitán de los mares de todas las circunstancias que arriben a mi humilde navío, por más tormentas que vengan, y que vengan las que quieran a intentar hundir mi barco…