Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

La Oportunidad del Problema…

La felicidad está en el problema. Antes de que cierres la página escucha, no por mi, sino por tu destino. Porque no existe ser humano que no haya tenido que enfrentarse a sus sombras alguna vez, y quizás te venga bien conocer el ejemplo de los que ya lo hicieron. Hoy te traigo el tesoro de aquellos que vencieron a sus propios fantasmas, con más fuerza que precisión, con más orgullo que miedo y con más fe que certeza.

No conozco persona serena que no haya sucumbido ante los temores, que no haya fallado a la expectativa o que no sufriera desamores. No sé de hombres y mujeres geniales que no hayan tocado el pozo de lo oscuro, el barro de la rutina o el golpe de la mala suerte. No hay felicidad en alguien que no sepa en qué consiste no haberla tenido. No hay amor en el que no ha sido herido, ni valor en quien alguna vez no se ha rendido. No puede haber pasión si no se conoce el aburrimiento ni compromiso en el que no ha caído en las tentaciones.

Un problema es una oportunidad de elegir tu mejor respuesta. Es la prueba divina que te enfrenta a tu espejo de realidades, teniendo que escoger ante varias opciones, quizás huir, quizás enfrentar, quizás aparentar, quizás aprender. Porque ante cualquier situación siempre tienes varias posibilidades de acción, y ese es un gesto que marcará no sólo tu presente inmediato, sino tu futuro lejano, pues el aprendizaje jamás se pierde.

Recibo a diario personas normales que creen tener problemas difíciles. Buscan soluciones al problema, pensando sobre ellos, tratando de encontrar la manera de dar solución a circunstancias a menudo complicadas, pidiendo consejo o guía profesional al respecto. Durante mucho tiempo así lo intenté. Me rebanaba los sesos luchando por darle salida a esa ecuación vital que me presentaba, hasta que la inspiración me iluminaba y le presentaba mi mejor alternativa. Hace años que ya no lo hago.

Tras años dando terapia decidí darle la vuelta a todo. Entendí que los problemas creemos que son problemas porque así se nos ha dicho. Que con intención y buena voluntad podemos convertir situaciones aparentemente negativas en oportunidades de ganarnos un destino. Que el cambio llega en los momentos difíciles y que quien transforma una dificultad en una herramienta de vida merece estar sereno por los restos. Porque si todo fuera normal, como esperamos, lo cual puede que sea imposible, estamos abocados al fracaso de pensar que podemos controlarlo. Y más aún, no habría cambios ni mejora en nuestra personalidad, porque no existiría el esfuerzo, y ahí estaríamos perdidos.

Porque quizás entonces los problemas no son problemas, sino bendiciones, pues nos invitan a engrandecer nuestra autoestima en función de la capacidad y el talento que dediquemos a superarlos. Porque como dije, no conozco nadie feliz que no haya tocado alguna vez fondo. Como esos caminos difíciles que asoman al precipicio y que suelen terminar en el más bello de los parajes imaginables, y si no que le pregunten a ese samurái que hace poco agradecía su propio cáncer, por increíble que parezca…

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