Espero que leas esto, estés donde estés, aunque los años te hayan envejecido la cara y no te acompañen los mismos. Aunque la vida te haya deparado decepciones y algún que otro lamento. También, imagino, alegrías y momentos buenos. Te escribo para que te pares a reflexionar sobre todo ello, que te acuerdes de mi y ensayes una sonrisa. Que recuerdes la ilusión con la que empezó todo, cuando abriste la consulta con apenas cien euros en la cuenta. Que te acuerdes de los primeros agradecimientos, de las noches en vela inventando las sesiones del día siguiente, de los nervios ante las charlas delante de muchos que esperaban escucharte. Del orgullo de tu padre por haber elegido su vocación y la satisfacción de tu madre al ver cómo crecías poco a poco en ella. De la esperanza de tu novia ante tu caminar sereno desde el pozo hacia la luz del optimismo.
Hoy quiero que tengas presente los primeros casos, la fuerza con la que empujaste a otros a salir de la oscuridad y la grandeza de cuando creías en segundas y terceras oportunidades. Quiero que leas de nuevo tus letras, cuando cada día decidías regalar al mundo parte de tu alma. Aquellos días que disfrutabas con poco y sonrías mucho. Los caminos que decidiste andar en soledad y que iban encontrándote contigo mismo. No olvides la cantidad de vivencias que tuviste, los años en el Colegio Mayor, los amigos, los que queden y los que se fueron, tu pueblo y su olor a invierno. Tampoco olvides tu primer hogar, apenas treinta metros cuadrados donde no cabía tu creatividad. Ese viejo coche, golpeado, pero que te llevó a donde quisiste. Recuerda Sudáfrica, Mozambique, tu Guadalquivir y los versos a ritmo de lágrima. Ese diario y los que te seguían, los libros que escribiste, volver al deporte, los primeros retos y las primeras marcas. Ten presente tu pasado, la juventud descarada, los tiempos de crisis en los que demostraste que todo era posible, que de excusas no se vivía y la lógica se rendía ante tus buenas intenciones.
Recuerda la manera que venciste tus miedos, eligiendo el camino de ser genial, derrotar imposibles con esfuerzo, mirando al futuro que ahora habitas. Por todo eso te escribo, para que cuando dudes, cuando el silencio te abrume, leas esto y te agarres a la certeza que sentiste un primero de diciembre de hace muchos años, la certeza de ser libre y feliz sabiendo que tu héroe pudo con todo en el pasado, y que nunca dejaste de ser tú todo el tiempo, y que así seguirá sucediendo, si quieres, hasta lo eterno…