Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

El Valor de Un Ejemplo…

Un médico te recibió frunciendo el ceño, dando malas noticias a tus padres con una simple mirada. Así llegaste al mundo, a la luz, entre dudas ante lo desconocido y la sombra de la muerte acechando tus pasos. Tu madre te tomó entre sus manos, jurando al futuro que tendrías una vida increíble, mientras tu padre asentía, y así empezaste a respirar.

Aprendiste a vivir rodeado de amor, moviendo el alma de los demás antes que tus propios brazos, andando con cuidado, como esos jarrones frágiles que jamás debieran caerse. Y creciste, quitando la razón a quienes no apostaron por tu existencia, y mucho menos por la felicidad de tu familia. Conociste amigos, la escuela, jugar sin horarios y cantarle a la abuela. Demostraste orgullo ante la expectativa, convirtiendo una derrota en la mejor de las victorias, pues aceptaste el destino para elegir ser genial, y eso te hace eterno. Decidiste ser humano, logrando emocionar millones de personas, cuando un pronóstico te daba por perdido. Inventaste tu universo a base de canciones, recitando versos como nadie y gritando al presente, que es lo único que existe.

Amas los momentos, alentando los instantes, abrazando la inmensidad del ahora, iluminando a los desmotivados, empujando a los perezosos y levantando a los entristecidos, con sabiduría propia de la infancia, saltando sin mirar y creyendo sin haber visto. Vives dentro de ti, pero sin egoísmos, regalando esperanza con tu muestra de coraje, el tuyo y el de tus padres. No entiendes el aplauso, tan sólo la sonrisa, pues los ángeles no esperan mucho más que eso.

Viniste para quedarte, sabiendo que un día te irás, quizás antes que nosotros, pero dejarás el mensaje agraciado de una naturaleza que vuelve a concebir imposibles como una opción más que probable. Viniste para enseñarnos que el destino es tan sólo una posibilidad, y que a nosotros nos toca construirlo. Les mostraste el camino a quienes ponen excusas, a los realistas que creen que está todo escrito. A los que miramos al frente, buscando hazañas como la tuya para seguir creyendo en la humanidad. Siendo pequeño eres grande, porque tu intención es bella, tu acción amable. Porque da serenidad conocer casos que rocen lo inimaginable, porque la luz que desprendes es perfecta, porque el valor de tu ejemplo es incalculable…

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