Aceptación, Humanidad, Inteligencia

Empezar a Demostrarlo…

Posiblemente sientas que vives en un mundo gris, con días que son fotocopias del anterior y años que pasan envejeciendo tu cara pero que no terminan de llenar tu alma. Es probable que hayas elegido el camino supuestamente sencillo, el que te dijeron que siguieras, madrugar para picar en la entrada de un trabajo que no te gusta, con la sensación de estar desaprovechando tu talento. Y todo por un sueldo a final de mes que ayude a pagar las facturas de aquello que no necesitas pero tienes. Puede que creas que no hay otra manera de sobrevivir y que eso te quite el entusiasmo.

Nos vendieron que, en la vida, para ser feliz, había que tener un título, un trabajo y una vivienda en propiedad, unos hijos, una pareja que nos quiera y una cuenta corriente mullida, con treinta días en verano y descanso las fiestas de guardar. Nos mintieron. Observo a diario en terapia que la serenidad no se alcanza a través de esas premisas. No depende del dinero, ni del reconocimiento ni de los logros académicos. Y no saben, culpables, que la actual crisis tiene que ver con esa forma de ver la vida. Las víctimas fuimos las personas de nuestra generación, mil veces más preparados que ellos, pero siempre con el martillo de la expectativa aplastando nuestra roída conciencia.

Pero hemos vuelto del infierno, apretando los puños, saliendo fuera, buscando como nómadas un sustento, más sensibles, más capaces, más certeros. Mientras tanto, hemos desarrollado nuestro aprendizaje, a base de sacrificio, para entender que la vida no es un libro escrito sobre el que haya que calcar las letras, sino muchas páginas en blanco que nos invita a escribir con arrebato. Sabemos perdonar y entender mejor que ellos, que juzgan, sabemos emprender y arriesgar, pues no lo hacen por miedo. Viajamos al otro lado del mundo, no nos creemos los dogmas y motivamos las segundas y terceras oportunidades.

Entendemos que la libertad es no ser esclavo, fundamentalmente de uno mismo, hasta de nuestra propia conciencia, pues no es sino el resultado de lo que nos enseñaron. Nos hacemos preguntas que ellos creen que ya contestaron, buscando nuevas respuestas que nos llenen. Matamos la culpa, y nos hacemos responsables, derribando los imposibles que sean necesarios. Empezamos a ser el centro de nuestro todo, aunque les moleste, quizás señal de que vamos por la buena senda. Porque la felicidad no está al final del camino, sino en cada uno de los pasos que hacen falta para andarlo, y es nuestra misión empezar a demostrarlo, a pesar de todas las sombras…

20150119-154212.jpg

2 thoughts on “Empezar a Demostrarlo…

  1. Excelentes reflexiones, Enrique.

    Para mí el principio de todo esto es romper con esas barreras mentales que tanto impiden a las personas a echarse a andar «de verdad».

    Pero «de verdad» y no dejarse avanzar por el cauce sino que nosotros mismos seamos el motor de ese impulso.

    Bonitas reflexiones.

    Un saludo!

Deja un comentario