Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

Elegir Ser Libre

Hablemos de aquello que no te hace libre. Empieza por entender que reaccionar es dejar de ser independiente. Te pondré ejemplos, los que quieras, pero te necesito humilde para darme al menos el beneficio de la duda. No soy ejemplo de nada ni pretendo, pero me gustaría hacerte pensar y quizás, con el tiempo, elegir una forma de vida diferente, si fuera necesario.

Imagina que estás tranquilo desayunando, hojeando el periódico a la par que saboreas un café delicioso, con el murmullo de fondo del gentío que acude al bar de siempre a primera hora. Hace tiempo que así lo haces cada mañana, y el momento te prepara para un nuevo día en tu vida. Pareciera que el universo aparcara un instante para esperarte, todo es agradable a la par que sencillo. Pero es entonces cuando todo se quiebra, y por la puerta reconoces la silueta de alguien al que no le guardas estima. Pongamos que hablamos de un antiguo jefe, de esos que todos tuvimos, que un día humillaron nuestras ganas de todo. Maldita casualidad la que toca. Allí mismo, a escasos metros, con tu tostada a medio terminar, aquel que una vez te hizo daño, la oportunidad perfecta para decirle cuatro cosas, pensarás, pero no podrías estar más equivocado.

A esas alturas de la velada ya el café se te habría atragantado, vigilando cada movimiento del mencionado como elucubrando la manera de asaltar al que en otro momento fue ladrón de sueños. Ya el sabor del buen rato habría desaparecido y tu allí muy quieto. Al poco reúnes fuerzas y le dedicas cuatro palabras que lo sonrojan. Él rival no huye la afrenta y acabáis enzarzados en una discusión que lo altera todo, y ya quienes están presentes miran, y tu corazón y tu vena cada vez más estremecida. Sales del bar consternado, avergonzado, estresado y tembloroso, con todo un día por delante y un golpe en el alma.

Pero como esos cuentos de película, como si de un flash en el tiempo se tratara, vuelves al café y al periódico. Nada aún ha ocurrido, parece haber sido un sueño, un mal sueño del que has sobrevivido. Pero aún ensimismado, por esa puerta, la misma de la pesadilla, ahora sí, el mismo personaje entra. Todo como habías imaginado, las mismas sensaciones y sentimientos. Pero esta vez algo cambia, porque así lo has resuelto. Te rebelas contra tu pasado y tus intenciones y eliges no hacer nada, girar la vista de nuevo a tus letras, tu tostada y tu café que casi quema. NO te dejas atrapar por lo que esperas y prefieres seleccionar lo que muestras al mundo. Optas por volver a saborear lo que aún queda en la taza y a terminar de leer las páginas del diario. Y cuando terminas te levantas y pasas por su lado, casi rozándole, ensayando una sonrisa, pues has elegido ser libre de nuevo, dejar atrás heridas y rencores. Has dicho no a entrar en guerra, pues sabes que gracias a esa persona eres hoy ese quien perdona y agradece, ese quien escoge la manera de afrontar los temores, y que decide bien, pues al final tu día es apacible. Y entiendes que reaccionar es ser esclavo, pero que actuar es maravilloso, porque ya no dependes de nada ni nadie, y sientes que tú eres libre …

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