Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

Caminar del Momento…

El corazón no es una parte del cuerpo, sino una manera de vivir tus días. Los brazos sirven para agarrar las oportunidades, las manos para escribir tus sueños, los pies para pisar la senda, las piernas para andar tu aventura, lo ojos para mirar tu horizonte, tus oídos para escuchar el silencio, tu boca para besar los momentos. Tu sonrisa para envolver el tiempo, tus rodillas para agradecer tu destino, tus dedos para pintar tus retos, tus hombros para sostener tu esfuerzo, tus pulmones para respirar los instantes, tu voz para gritar tus alegrías. Tu mente para entender los miedos, tu uñas para rasgar la existencia, tu alma para volar los fantasías, tus puños para aplastar tus peores pesadillas. Tus músculos para demostrar tu esfuerzo, tu estómago para tragar los lamentos, tus dientes para morder todas tus expectativas.

Y eso es nada, tu locura para saltar las normas, tu coraje para luchar los minutos, tu fe para intentar lo imposible, tu ternura para vencer el odio, tu honestidad para ganar tu orgullo, tu honradez para lograr tu estima y tu cariño para lograr aprecio. Porque eres aquello que resuelvas. Poeta de tus versos, capitán de tu barco, Dios de tu circunstancia. Capataz de tu paso, rey de tu patria y príncipe de tu infancia. Porque eres indestructible, eterno, genial y verdadero hasta que prefieras.

Que tu poder también pertenece al universo que te espera, con tus actos, tus mejores intenciones, a aquellos que te necesitan. Que tu cuerpo es un regalo que guarda el compromiso de exprimirlo. Que tu ejemplo es imprescindible para esos que aún no se han rendido. Que precisan de ti, date prisa, no te estés quieto. Que el ruido no te calle, que tu hazaña sea bandera y tu nobleza su emblema. Que tu lanza sea tu fuerza, tu escudo tu constancia y tu arma la firmeza.

Que tu Luna te halle insistiendo, que tu lógica muera en tu ímpetu y tus excusas en los últimos motivos. Que despidamos a los realistas que son pesimistas, a los cobardes, a los descreídos y a los mortales. Que el destino nos sorprenda enamorados de nosotros mismos, del presente que decidamos y de la sensación perfecta de estar en el camino que al fin y por siempre hemos elegido…

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