Hoy pienso desnudarme ante ti, que acudes a estas líneas por cualquier motivo. Es tremendamente fácil escribir de los demás, del mundo que nos rodea y hasta de psicología. Dentro de mi profesión, no son muchos los que deciden contar sus propias verdades, pues dicen que interfiere en el proceso terapéutico. No me lo creo.

Yo sé lo que es fracasar, arruinarme en deudas, embarcarme en proyectos que se hundieron nada más salir de puerto, sentir la vergüenza de quienes no triunfan y escapar de dar explicaciones por lo mismo. Yo sé lo que es la depresión, los días en la cama deseando dormir para evitar un mundo que quieres que se acabe. Olvidarme de mí, de mi cuerpo y de mi mente, encerrado en cuatro paredes llenas de miedos y sufrimiento. Yo he sido cruel a veces con algunas personas, con parejas, amigos, familia, por defender una historia que nadie se lo creía. Yo he estado años sin escribir, culpándome de fallar a las expectativas. Castigando mi autoestima, perdiéndome en reflexiones envenenadas y dejando de creer en nadie.

Yo me he sentido sólo, llorando en silencio y sin fuerzas. Maldiciendo un destino que poco sabía de mí, y que pensaba me debía algo. Me he creído las excusas, aceptando que imposible es suficiente para no intentarlo. Me he vestido de negatividad, tristeza y desaliento, desconfiando de todo el que me tendía la mano. Yo me he rodeado de temores del pasado, harto del presente y del futuro. Yo sé donde se encuentra el pozo más oscuro, pues allí he vivido. He dejado de soñar y de remar por ello.

Quizás por todo eso venga ahora a decirte cada día que todo es posible, porque te entiendo cuando me dices donde te hallas. Porque sé el lugar exacto de ese agujero, las coordenadas perfectas de una existencia imperfecta. No lo sé porque lo haya leído, ni porque lo haya estudiado en la carrera, ni en mil cursos ni Congresos. Yo me quemé con esas mismas brasas, gritando una derrota inmensa más del alma. Por eso vengo a tu pozo a convencerte, a enseñarte el camino de la salida, pues tan sólo tengo que seguir mi huella. Y aquí estoy, respirando el momento, desnudo ante ti y dispuesto a acompañarte al destino que realmente elijas, porque si yo lo hice cualquiera podrá hacerlo…