Existe un lugar divino donde los versos se escriben a golpes contra uno mismo. Existe un lugar donde quien lucha es poeta, el presente es un regalo y el coraje no se negocia. Un mundo genial en el que se juega a imposibles, fulminando expectativas a fuerza de superarse. Donde el horizonte se toca y prohibir está prohibido. Un universo de posibilidades, en el que la libertad es bandera que nunca se empaña. Un territorio de las sensaciones, en el que volar es obligatorio y respirar cobra sentido. Allí donde te empiezas a amar de verdad y jamás se acaba…
El hogar de las almas dispuestas a crecer, de las mentes ordinarias que quisieron ser geniales, el oasis magnífico de quien camina por su desierto. La razón de los preparados a emocionarse y la emoción de los razonables que no se soportan. El color de los días grises y el movimiento de los años quietos. El grito del silencio y el salto de los que no quieren pisar la tierra. La acción que se provoca, la tentación de los curiosos, la gloria del que se equivoca.
La maldición de los realistas, el mesías de los confiados, la grandeza de los héroes, la oportunidad de los ajusticiados. La nobleza de los reyes, la caridad de los egoístas y la virtud de los desheredados. Donde rectificar se puede y sonreir es de sabios. Donde del dolor se aprende y la traición es historia. El sitio para los que se pensaron indeseados, justos de moral, los distintos y los aventurados. Para los difíciles y los extraños. Los desconocidos, los humildes y los olvidados.
Mi morada es tuya, que guardas secretos que a nadie has contado. Que perdonas, que abrazas al que te hizo daño, que insistes en existir y te agarras a esperanzas sin cordura. A ti, que decides elegir, que encierras las vergüenzas, que te inventas y renaces, que nunca mueres sin intentarlo y que trazas tus relatos. Que pintas tus cuadros, que andas el camino, que miras al frente y acercas siempre tu mano.
Mi patria es para ti, que has venido para ser tú y que no te vas sin haber estado. Que eres así, que aprendes a pesar de todo, que persigues honestidad y valor humano. Mi reducto te lo debo, porque primero vine yo, dije adiós al infierno, agradecí el pasado y juré al destino, por merecerte, por amarte y por demostrártelo…