Aceptación

Benditos Malditos…

Benditas las veces que fallé, porque en el error advertí el cambio, y eso me hizo mejor persona. Malditos los reproches a la suerte, porque en ellos me perdí y me creí sólo. Malditos los temores y los miedos, que me hicieron quedar inmóvil, benditos los amores que me hirieron, pues dejaron las cicatrices más bellas en mi alma. Maldito el tiempo malgastado, las noches en vela y las falsas expectativas. Benditos los amigos, la familia y la imprudencia de ser yo mismo.

Maldito el ego, que me susurra cuando me descuido, bendita la conciencia despierta que lo calla. Maldita la pereza que lucha con la más bendita de mis ganas. Malditos los enfados que se curan con ternura, las desconfianza que termina en cariño y la cordura que carece de locura. Bendita la sutileza de las palabras que acarician el ánimo, la música que alimenta los sentidos y los recuerdos que siempre permanecen. Maldita la memoria cuando lo que se quiere no se olvida, mas bendita por no hacerlo para que sigamos aprendiendo. Maldigo el cuerpo que envejece por fuera de un espíritu que jamás lo hace. Bendigo los instantes eternos y sus malditos finales, los momentos que no terminan cuando acaban. Maldigo el presente que no se respira, ver pasar los años y no haber vivido.

Benditos lo que se arriesgan, porque de ellos es el mundo. Malditos los que se conforman, pues de ellos no se dirá nada. Benditos los que saltan, los que corren, los que gritan las maldiciones de quien se está quieto. Malditos los que roban tus sueños, los que han dejado de sonreir y los que han muerto en vida. Benditos los que ayudan, los que apoyan y los que abrazan.

Maldigo un destino sin desafíos difíciles, a los que no creen en imposibles y a los realistas. Bendigo a los utópicos, a los creadores y a los artistas. Que se acaben los críticos, los que destruyen y los que dudan. Que vengan los poetas, los humanistas y las excepciones. Que terminen los escondites y aparezcan las luces, que suenen los clarines y se apague el silencio. Que nazcan las ilusiones en quien no las tiene, la confianza en el que no la sienta y el optimismo en quien no lo piense. Que demos la vuelta a todo lo que se pueda.

Bendito aquel dispuesto a ser capaz de todo, a abrir huella para otros, a ser héroe de lo humano. Bendito el maldito que decidió dejar de serlo, el anónimo que pasó a ser hermano, el amigo que te tiende su mano. Maldito quien no aspire a ser bendito. Maldito yo por no haberlo escrito antes, mas bendito mi orgullo de llevar a cabo mis letras, ese ejemplo que persigo, la bendita moraleja de los que una vez fuimos malditos…

20141120-110530.jpg

Deja un comentario