Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

Ya Estoy Allí…

Me lo dicen casi a diario en algún mensaje, entre cervezas o en consulta. Me lo hacen saber porque quieren que crea en su realidad, que piensan es la verdadera, que la vida es únicamente lo que vemos, que los días duran lo que duran, que el trabajo nos hará libres y que poco podemos hacer para cambiar el mundo desde nuestro pequeño espacio. Me intentan convencer de que mis sueños son utopías, que es de locos llevar al límite a tu cuerpo y que arriesgarse siempre termina en pesadilla. Me repiten que camino sólo hay uno, que conformarse es prudente y conservar lo que se tiene es lo más inteligente. Todo es mentira.

Yo he visto hombres y mujeres luchar hasta lo indecible hasta transformar su realidad en otra bien distinta. Yo he visto que los cambios ocurren, empezando por uno mismo, por supuesto, pero con la vista puesta en el infinito, para eso nos dio imaginación la naturaleza. Yo he visto almas que reescriben un destino que parecía abocado al desastre, renacer de nuevo, volver del pozo. Los he visto diseñar su propio camino donde nunca lo hubo, empezar de cero y quitar la razón a los realistas que le daban por muerto. Yo he visto gente que no trabaja jamás porque hace lo que les gusta, que buscaron su vocación y terminaron viviendo de ella.

Por supuesto que sé que mis sueños son difíciles de alcanzar, es que fáciles no los quiero, pues no me llenarían de tanta satisfacción cuando llego a vislumbrarlos. Yo no quiero ser prudente con un cuerpo que envejece, yo no quiero conservar lo que no se puede. Yo quiero comerme el pastel antes de que se pudra, saciarme de sabores antes de que se acaben, mirar más lejos por si todo acaba. Yo no quiero tus mentiras, aspiro a buscar mis propias verdades, retando al inconsciente, a mi experiencia, incluso al aprendizaje, a los descreídos, a los que sabotean y a los que creen en imposibles.

Pienso exprimir mi cuerpo, gastar mi dinero, aprovechar el tiempo, amar sin medida, abrazar sin vergüenza, honrar mi vida, porque no hay realista feliz, prudente sereno, que no sea miedoso, que no tema al futuro y que elija en libertad su presente. Pienso decidir, sentir lo que venga, aceptar lo que ocurra y pelear hasta el final de la guerra, por mi, por ellos y por todo ese océano de desconocidos anónimos que pueden contaminarse por una gota de mi idealismo de motivos sin excusas. A todos esos que me dicen que no llegaré hace tiempo que no les digo a donde voy, entre otras cosas porque sólo les hablo cuando ya estoy allí, y ante eso no saben decir nada…

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