Vuelve a la guerra, que es la vida. Vuelve sin miedo al dolor, que no se espanta al pensarlo. Vuelve con el cuerpo entregado, que será ceniza o polvo de estrella. Ven con sonrisas, que penas no te elevan, sin reproches, con abrazos y sin venganzas. Ven a la vida con paso firme, con los ojos cerrados y el espíritu rendido, que si caes aprendes, si tropiezas empiezas y si te resbalas te recojo. Vuelve al presente, que el pasado es historia y el futuro mentira. Que el instante es tuyo y los momentos son nuestros. Que los besos no se olvidan y lo que no se hizo rara vez se recuerda. Ven a la vida para que puedan amarte, para que un horizonte nazca en quien no conoces, para que regales tu estirpe. Vuelve para regalar miradas, honrar antepasados y saltar los imposibles. Para navegar mil aventuras, hartarte de belleza y enamorar al mundo.

Vuelve para reinventarte, demostrar segundas oportunidades, agarrar tu orgullo y salvarte de tus sombras. Vuelve para romper con todo, con los límites supuestos del corazón, con las barreras impuestas a las sensaciones, con el sentido común que no sabe de sentimientos. Vuelve para morirte de vida, volar tus sueños, respirar tus deseos y beberte la existencia. Para hacer nacer arte de tus dedos, serenidad de tus palabras y paz de tus letras. Ven para cantar amaneceres y seguir cuando el Sol se pone. Ven para contar historias de héroes que volvieron, para inspirar a las propias musas y no desaparecer nunca.

Vuelve conmigo a ti, despidiendo lo aprendido, enterrando tus huellas en el barro, convirtiendo la sensatez en ternura y las heridas en perdones. Vuelve conmigo a llorar de alegría y a reir de tristeza, a tocar lo intocable y llegar donde quieras. Vuelve conmigo a creerte humano, a dejar de lamentar errores, a comenzar de cero y a caer en mil tentaciones. Ven para acompañarme en mi viaje, que será el tuyo, como el de tantos samuráis geniales que un día decidieron regalarse la opción de un primer paso, ejemplos magníficos de una misión, la mía, volver a ti conmigo, tan eterna como perfecta, ya no digo ilusionante, amigo mío…