Mucha gente pregunta, pero no saben que lo importante es la respuesta. Que la vida te cuestiona, pero es tu actitud la que contesta. Que la intención es necesaria, pero quizás no suficiente. Que decir acompaña, pero hacerlo te salva. Que los miedos viven en el tiempo en el que no terminas de ser tú y perdonarte. Que la razón no es emocionante si el entusiasmo no te embarga. Que la vida no va de pensar sino de sentir, que no va especular sino de decidir, de arriesgarse, de vivir.

Que la locura es la eterna cordura de los que no saltan sus temores. Que la lucidez es estar en el presente y no en el recuerdo de la experiencia. Que el tiempo te envejece si estás quieto. Que un día nos vamos y nos juzgará nuestra conciencia. Que respirar es un suspiro que no acaba, una bendición que no termina, una sensación que no se escapa.

Mucha gente sabe que el dolor es aprendizaje, que los desafíos te mejoran y que la ternura te ennoblece. Que el sufrimiento es una opción que no perdura, que el aplauso se desvanece pero la serenidad se queda. Que la culpa es una mera consecuencia que se derrite al calor de nuestros actos. Que la tentación es mentira, pues es humana, y la realidad un invento de los que la imaginan. Que el optimismo es un abrazo al propio alma, y la fe la mejor medicina.

Que la vida no va de creer en pesadillas, sino de soñar despierto la forma de vivirla. De inspirar historias en poesía, rimando versos bellos que enamoren corazones ávidos de magnas travesías. Que esto va de morir viviendo, ser geniales, sin hipocresías. Caminar sin miramientos, exprimir la existencia, elegir los pasos, amar el mejor de los viajes, la misión de cualquier samurái que se precie, amigo, que es la vida…