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Un sábado tranquilo…


Después de la parrafada de ayer os contaré hoy algo más amable. A veces es necesario alternar en estas cosas un poco, creo, porque demasiada metafísica puede aburrir, y nada más lejos de mi intención…
Me ocurrió la noche del Sábado, después de haber trabajado todo el día, cogí el coche raudo para ir a Sevilla, curraba de nuevo en un pub de Montequinto, arrastrando un cansancio notable y una sobresaliente mala leche.
Pero Dios, o Alá, o quien quiera que mande, si es que manda, me hizo una buena jugarreta. Iba practicamente sin gasolina, como casi siempre, y me paré en la de gasolinera de Trigueros. Pagué con tarjeta y me quedé absorto en un Porsche que repostaba al lado mía, de un jugador del Recre, imaginando la vida que llevaba teniendo un partido al día siguiente, maldiciendo a la vez mi trabajo…
Y, tan ancho como pancho, me metí en el coche y me fui. Saliendo por el carril de aceleración me di cuenta, no había repostado!!! y había pagado!!!. Y ya sin tiempo para volver, llegaba con el tiempo justo al trabajo, y sin gasolina!. La gasolinera más cercana a 20 kilómetros, llegaría justo. No apartaba la mirada del indicador… pero sonrió, más bien, se descojonó el destino de nuevo, gasolinera cerrada, la más cercana a 15 kilómetros. Y así discurrió la noche, llegué a la 3ª estación de servicio, seco, y con las pulsaciones en 200. Y a todo esto, aún se deben estar partiendo de risa en Trigueros, no volveré a aparecer más por allí….
Y después dice mi madre que tengo la tensión alta…

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