Aceptación, Compromiso, Humanidad

Prometer que no prometo…

Llevaba tiempo queriendo volver a las letras. Hacía mucho que no atrevía a perderme en palabras. No será por excusas, miles, legítimas, pero huecas al rellenar el tarro de la conciencia. Escribir empezó siendo una forma de terapia, continuó por ser un aire de vida, un arte que parte de las entrañas, un respiro desencarnado que partía de mi propia alma. Ahora sucede que vuelvo, con otro fin, más humilde iba a decir, pero no, pues juntar letras para mí no perseguía ningún destino orgulloso, más bien lo contrario. Pero siento que tengo una deuda impagable con los que me siguen, ya sean por redes sociales, o en persona, esos que van a las charlas, me escriben correos desesperados o tranquilos, aquellos que tienen a bien dedicar un segundo a soportar mi lucha diaria contra un mundo que a veces se entiende, pero no siempre.

A esas personas les debo mi esfuerzo y lo que quede de mi arte, se merecen mi tiempo y mi presente. Y ahora vengo a cumplir mi compromiso, con un rato cada día de reflexión en pocas líneas, a la luz de una vela que jamás se apaga hasta que decidas.

En todo este tiempo, desde que la aventura de mi existencia desplegó velas y partió de puerto, muchas fueron las tormentas que cruzamos, los piratas que vencimos, las derrotas, los derroches en islas del tesoro, las noches perdidos en alta mar sin más testigo que alguna estrella difuminada en el horizonte. Aún así navegamos, contra viento y marea, a veces a favor de ella, aún así insistimos, cazando la brisa de un mar que castiga al tiempo que perdona. Es por eso que ahora pretendo acompañar las ánimas de esos veleros anónimos que surcan vastos océanos en silencio, servir de aliento a los capitanes ávidos que desafían un destino que los creía varados en alguna playa a estas alturas.

Es mi rumbo desde ahora juntar espacios que llenen de serenidad tu navío. Lanzar un cabo a tu cubierta, que amarremos juntos unos instantes para sentirnos cerca. Tan solo el momento justo de poder demostrarte que el futuro, el que anhelas, es posible, pero que empieza en un presente que nunca debiera acabar para que eso ocurra.

No haremos prisioneros, pues los perdonaremos. No tendremos miedos, pues los afrontaremos. Nos olvidaremos de olvidarnos, de creernos lo que sentimos y de sentir lo que creemos. Recordaremos nuestro mejor yo y haremos por imitarlo, por hacer y por decir, por amar, por vivir. No tanto por ser que por estar, no tanto acertar como crecer. Equivocarnos hasta equivocarnos del todo.

Prometo no prometer nada más que mi sincero esfuerzo por mantener mi juramento de no fallaros. Permaneced atentos, como esos buenos capitanes que siempre permanecen oteando el horizonte…

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3 thoughts on “Prometer que no prometo…

  1. Vuelves a surcar estas aguas!!Que alegría, permanecerá atenta desde mi pequeña embarcación!En alta mar todo se escucha,tus pasos siempre resonaron en mi barca,te seguiré allí hacia donde dirijas tu timón!gracias!

  2. Pienso que las profesiones estan llevadas por personas y ese es tu caso, todo un conjunto. Tuve la suerte de conocerte como tal, me enseñaste a ver lo importante de mi vida, apreciar y disfrutar de ello, a quererme cada dia y trabajar para fortalecerme como persona. Con ello tuve y tengo la suerte de seguir aprendiendo y este es uno de esos dias. Gracias por todo y sobre todo por seguir aqui!!

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