Hoy tenía sesión con alguien que no pudo venir, y decidí utilizar la hora para escribir lo que me sorprende de las personas y lo que he aprendido de ellas. No se trata de grandes definiciones, porque no las hay, pero he sentido la necesidad de sentarme a vaciar pensamientos antes que ellos me vacíen a mí.

Me sorprende que las personas se aburran de ser niños, apurados por crecer, y después suspirar por volver a serlo. Me sorprende que nos dejemos la salud por tener dinero y enseguida lo gastemos para intentar recuperarla. Que por pensar en el futuro no vivamos el presente. Que vivamos como si no fuésemos a morir, y muramos como si no hubiésemos vivido. Sinceramente, me sorprende.

Por eso les pido que aprendamos. Aprender que no podemos hacer que alguien nos ame, pero sí dejarnos amar por los demás. Que aprendamos que la confianza tarda años en construirse, y segundos en ser destruida. Que lo más valioso no es lo que tenemos sino a quien tenemos. Que aprendamos que compararse no sirve de nada, pues siempre habrá alguien mejor o peor que nosotros. Que rico no es el que más tiene sino el que menos necesita. Que las actitudes se controlan, si no quieres que te controlen a ti. Aprender que hace falta muy poco para herir a las personas que amamos, y que pueden tardar mucho en ser sanadas. Que a perdonar se aprende perdonando, empezando por uno mismo. Que aprendamos que hay gente que nos quiere, pero que no saben demostrarlo. Que el dinero lo compra todo, menos la felicidad. Que tenemos derecho a estar molestos, pero no a molestar al que tenemos al lado. Que los sueños se consiguen en la medida en la que crees en ellos y que los imposibles cada vez son menos.

Que amigos de verdad son escasos, pero que uno vale por todos. Que aprendamos que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Que se recoge lo que se siembra. Que la verdadera serenidad no se consigue llegando a la meta sino saboreando el camino que se elige. Que la felicidad no es cuestión de suerte, sino producto de tus decisiones. Que puedes valorar lo que tienes o morir de celos por lo que deseas. Que aprendamos que dos personas pueden mirar una misma cosa y verla diferente. Que quien es honesto consigo mismo llega lejos en la vida. Que siempre tenemos algo más que poder dar. Que retener a la fuerza a las personas que amamos nos aleja de ellas, y dejarlas marchar nos acerca. Que la palabra amor pierde su sentido cuando es usada en exceso, y que amar y querer no son sinónimos, pues uno da todo lo que el otro exige.

Que vivir consiste en eso, en poder empezar de cero, en sentarme a una mesa a escribir lo que aprendí, y ponerlo en práctica desde que termine de hacerlo. Que si alguien falla a su cita, quizás, tan sólo quizás, sea una gran oportunidad de arreglar la mía con el destino…