No pienses que estás sólo. Somos cada vez más los que elegimos no tener miedo al futuro. Somos cada vez más los que hemos decidido que no nos importa perderlo todo mientras estemos en el presente. Los veo a diario. Gente que sonríe un lunes temprano. Esos que perdonan y confían sin reticencias. Esos que se atreven a vivir sus propios sueños y lo ponen en práctica. Poetas que escriben de madrugada sin esperar a cambio. Héroes anónimos que dan la vida por unos hijos, un amigo o un hermano. Las madres indomables, los abuelos altruistas, o cualquier alma agradecida que te encuentres por el mundo.

Vivimos un tiempo donde las buenas almas tenemos la perfecta oportunidad de demostrar a quien aún está perdido que una buena forma de vida es posible. Que no se trata de dinero, ni de posesiones, ni de tener. Que se trata de ser, del afecto, de la pasión y de ti. Podemos demostrar que ser creativos es una actitud, no un talento. Que cualquiera puede salir de las tinieblas pero que tiene que empezar por dar el primer paso. Que el camino es largo y tortuoso, por supuesto, pero que en él está la felicidad, y no en el destino, como siempre nos enseñaron.

No estás sólo porque estás contigo. Porque te hablas y te escuchas, porque luchas y porque sientes. No estás sólo si te crees herido, porque te espera una cicatriz bella. No estás sólo si respiras, porque ese aire es tuyo y te toca convertirlo en suspiros. No está sólo quien está con su arte, con su cuerpo y con sus deseos. No está sólo quien vive el segundo como el último. Cuando a uno le da igual perder la vida con tal de agarrarse a ella.

Por eso no te olvides. No te olvides de mis letras, de mis ganas y de mi. No te olvides de elegir, de atreverte y decidirte. No te olvides de vivir. No te olvides de soñar, de desear y de tentar la suerte. No te olvides de las batallas que perdiste y el aprendizaje que dejó. No te olvides del perdón, de agradecer y de pensar locuras. No te olvides de la amistad, de quienes te aman y de los que te esperan. No te olvides de quien querías ser, de tu infancia y de tu destino. No te olvides de olvidarte de lo que crees que eres y empezar a acordarte verdaderamente de ti, pero mientras ocurre nunca olvides que no estás sólo, y que estoy contigo…