Aceptación, Humanidad, Inteligencia

No me hablen de Imposibles…

No me digan que es imposible, que no se puede. La historia de la humanidad se escribe con los versos de aquellos dispuestos a vivir sus propios sueños. No existe un orden natural previsto, y el destino lo escribe quien se lo propone. Son muchos los ejemplos que guardo en la alforja, son muchos los modelos que desintegran los planteamientos más realistas. Les hablaré de algunos, los menos, confiando que la actitud de esos héroes anónimos motive el cambio en algún velero que asome por estos mares, aunque únicamente pase de puntillas rumbo a puertos lejanos.

Imposible parecía que el hombre llegara a la Luna, que la voz llegara al otro lado del mundo justo al momento, que dos personas que viven a miles de kilómetros de distancia se enamoraran, que el ser humano pudiese volar, la democracia, la Declaración de Derechos Humanos, que las religiones se respetasen, que ciertos pueblos dialogaran. Era idealista creer que un gran trozo de madera flotase y transportara personas, vivir cien años, la cura contra el maldito Sida, la imprenta, la rueda, terminar mil guerras, Marte, Mandela. Era impensable que el apartheid acabase, el cine, que un científico en silla de ruedas revolucionara la física, la penicilina, que el muro de Berlin se derribase. Era de locos escribir sin pluma, la luz artificial, que las ondas de radio llegasen, terminar con la ETA, ayudar al instante con una simple orden de tecla, el Guernica, Dante y su Divina Comedia, Jesucristo, Gandhi, Luther King, que La Bastilla se tomase. Que acabaran los imperios, hundir la Armada Invencible, Internet, observar de cerca las estrellas, aún mejor la sangre, los átomos, viajar en el espacio, que el arte perdurase. Era imposible la educación pública, los 9 Roland Garros, Mozart componiendo a los 6 años, Beethoven sordo y deslumbrándote.

No era posible lo del Titanic, un negro en la Casa Blanca, una mujer presidenta del Congreso, abolir la esclavitud, Colón llegando a América, Apolo XIII, la expedición Kon-Tiki, tocar el Polo Sur, los 14 ochomiles, un Ironman, la biblioteca de Alejandría, los 3 tenores, 9,54 de Usain Bolt, los espartanos ante los persas, Roma y su República. Impensable era crear fuego, la defensa numantina, los transplante, vencer el Cáncer. Son demasiados los motivos para ir negando posibilidades, y una gran razón para entender que debemos aspirar a superar, como humanos, como sociedad y generación los desafíos más increíbles que tenemos por delante. Erradicar el hambre en el mundo, que la salud llegue a todos, que dejemos de cargarnos el planeta, etc. Y a nivel individual, no me digan que el cambio no es posible, que son muchos los ejemplos inverosímiles, que cualquier camino empieza con el primer paso. Y quien sueña con supuestos imposibles quizás haga más emocionante su universo, ya no digo el nuestro…

imposible

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