Para un momento. Piensa bien las cosas. Observa si ese coche es tuyo o tú eres de él. Mira si la ropa que te pones es tuya o te tiene a ti. Comprueba si tienes dinero o dependes de tenerlo, si estás guapo o si necesitas estarlo. Reflexiona si los amigos que tienes son los que quieres, si haces lo suficiente por conservarlos y si les expresas lo que sientes por ellos. Piensa si haces lo que debes o pones excusas. Si intentas hacerme creer que lo das todo pero que no te sale nada. Cuéntame las veces que te has rendido antes de tiempo.

Dime tus prejuicios y convénceme de que son tuyos. Dime que tus miedos surgieron contigo, que nadie cambia y que superarse no es un reto increíble para aquellos dispuestos a hacerlo. Enséñame tu pasado para entender tu presente antes de cambiarlo. Muéstrame tus lágrimas de tristeza para poder convertirlas en alegrías, los suspiros en inspiración y la duda en grandeza. Revélame la existencia que tuviste para dibujar la vida que quieres, aquello que quieres ser y jamás te atreviste a decir.

Dime si duermes o sueñas, si andas o vuelas, si corres o caminas. Dime si reaccionas o si perdonas, si luchas o si vences, si empiezas o terminas. Enséñame los secretos que inundan tu alma de pecados infinitos y haré que ensayes mil sonrisas. Háblame de tus límites antes de sobrepasarlos, de tus temores, de tus vergüenzas y de tus motivos para destrozarlos. Háblame del futuro y juntos lo construimos.

Para un instante a conocerte, a admitir tus fallos, a descreer de lo que piensas y es heredado, a elegir lo que haces y decidir lo que dices. Para a madurar si tu forma de ser es tuya o es una etiqueta que un día te colgaron, si eres como imaginas o si imaginas quien quieres ser. Valora las personas que tienes cerca, si las amas suficiente o si te dejas algo dentro. Reconoce el coraje que hace falta para ser un gran profesional y si tú pusiste absolutamente lo que tenías.

No te mientas que la realidad no te engaña. Que las frustraciones están por algo, y que el mundo va a ayudarte poco. Que el entusiasmo no nace cautivo, sino en la cuna de un dios capaz de reinventarse. Que la verdad, quizás, es que no hay demasiadas verdades, esa y que puedes comenzar de cero con todo cuando quieras. Que la única certeza es que no hay cosas ciertas excepto que tú eres de verdad tan sólo cuando eliges por ti mismo la manera perfecta y genial de habitar el inmenso universo que te acoge. Tan sólo para un momento a pensarlo. Lo siguiente que puede pasar es que suceda…