No puedes dices, mentira. No sabes cuentas, espera. No pienses, siente. No sientas, hazlo. Pero no lo digas, sin verdad. No me digas que no quieres, calla. Ni me mandes callar, que te grito. Porque no eres tú, sino los demás. Y no eres nadie, sin ti. No te busques, sin perderte. Y no te pares, hasta encontrarte. Y cánsate, amigo. Cánsate de arte, de sentidos, de amarte y ser testigo. De escucharte, ese don, genial, ese plan, bendito.
Bailar los miedos. Nacer sonrisas. Escribir la historia. Tender las manos. Besar mil labios. Caminar el mundo. Volar los sueños. Librar derrotas. Cantar victorias. Tocar, ser descuidado, mortal, atrevido, fugaz, arriesgado, enervado, decidido. Huir temores, tentar la suerte, rozar las sombras, jugar a muerte. Clavar tus ganas en el alma de los descreídos, tu abrazo en el corazón de los desalmados, y tu mirada en los huérfanos, en los débiles huérfanos de su propio sitio.
Respirar suspirando. Resistir insistiendo. Y recitar, sin parar, que la vida es poesía, y su letra son tus pasos. Y ser poeta, carnal, que el único pecado es evitarse, y no está el universo para rendirnos. Si acaso rendirnos ante él, ser guerreros, héroes inesperados, de lo cotidiano, ser eternos, quien sabe, ejemplos para alguien, no sé, no dejes de intentarlo, cien veces, algunas más, te lo ruego.
Romper las ideas por valores, el ayer por ahora, que mañana llegará. Tu única patria, la infancia. La generosidad, tu bandera. Y tu luz, tu lema. Sin más tierra que la que pisas, ni más vergüenza que la torera. Desnudo, sin disfraces, mostrando cicatrices, las que cuentes, que son guerras, sí, quizás diez mil, grandes batallas que venciste.
Y elegir, por lo que más quieras, elegir. Elige estar sereno, que eso es ser feliz. Elige bondad, que la venganza te esclaviza. Elige entendimiento, que la intolerancia te somete. Elige ternura, que la maldad te avasalla. Y elige humanidad, amigo, hazme caso, que, quien a hierro mata, de la misma forma muere.
Este es el reto. El desafío pacifico para invencibles que han sido mil veces derrotados. Esos que vuelven a la guerra, convencidos. Padres, madres, hermanos, amigos. Anónimo o conocido. Cualquiera que quiera, aquel que menos esperes. Dioses terrenales de un limbo de vida que sabe a infierno cuando sólo se está en ella, pero titanes excelsos que luchan contra los fantasmas de la pereza, el espíritu conformista, la madre que los parió, y se lanzan a la locura de todo lo que venga, y que venga lo que el diablo quiera…
Maravilloso ese canto a la vida. Atrevido, valiente, enterrando miedos.