Aceptación, Humanidad, Personajes

Esa Historia de Siempre…

La historia de siempre. Dos que se conocen, se enamoran, descubren un universo nuevo de ilusiones y tienen un proyecto de vida. Dos que se admiran, que se exploran, que se perdonan y se estiman, pasando por encima del mundo si hace falta. Ocurre cada día, dos que se encuentran, se miran, se embelesan y se transportan. Dos que suspiran, sueñan y se idealizan. Dos que empiezan y jamás creen que terminan.

Hasta que todo cambia, y ya no se conoce, ni se está enamorado, y las ilusiones son decepciones y el proyecto se derrumba. Hasta que el reproche nos invade, ya no se miran, y el silencio nos paraliza. Y queda el lamento, las pesadillas hasta que todo acaba.

Es la pareja. El mejor ejemplo de nuestra humanidad equívoca, de nuestro aprendizaje continuo, del transitar por un camino de vida que nos pone pruebas a cada momento. Nada está suficientemente escrito al respecto, ni siquiera los versos, que aún hablando de lo mismo se reinventan con el paso de los siglos, y parecen nuevos. Da igual la forma, cambiante, pero con la misma esencia genial que al principio atrapa y con el tiempo hacemos por que se escape. El amor, ese sentimiento extraño e indefinible, por el cual matamos y nos morimos, por el cual vivimos sin vivirnos. Esa emoción que sabe lo mejor y peor de nosotros, y de la que nadie puede olvidarse si se aspira a ser persona.

Los grandes héroes de nuestro tiempo son aquellos capaces de luchar por construir una pareja fuerte, esos que deciden abrazar el sacrificio, con límites, y conocer verdaderamente a quien tenemos cerca, aunque no guste todo lo que aparezca. La gran hazaña de nuestra época es estar dispuestos a ser sinceros con quien amamos, basar en valores como la intimidad, la confianza, la pasión y el compromiso un proyecto vital que se cuida con esmero. La mejor de las obras es dibujar con paciencia una historia de vida que nos haga humildes, nobles en conciencia y en paz con lo que nos rodea.

No existe pareja sin objetivos, en promesas a largo plazo, sin respirar el presente mirando al futuro, sin aprender del pasado y ensayar mil sonrisas. No hay pareja en un contrato, en un Dios que lo dice ni en una familia que lo espera. Solo existe la pareja si se cambia, si nos adaptamos, si acariciamos cuando no toca y superamos nuestros miedos. Solo existe la pareja si entiendes que amar consiste justamente en eso, en todo lo que haga falta, siempre en mucho más, en cada día nacer de nuevo, esa historia de siempre que queremos solucionar, y que aún estamos a tiempo…

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