Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

El Silencio que Suena…

Todo el silencio se marcha. Las ruinas no son el final, sino el inicio. Aquello que está roto no significa que esté muerto, ni que haya muerto tiene que ser que ya no queda nada. Mira el Sol, que siempre vuelve. Mira los besos, que nunca se van. Ese aroma de primavera que se queda y las olas que se insisten. Observa la flor que nace en medio de un desierto y dime que era imposible que lo hiciera. Escucha el eco de antepasados que dicen que vivas, como si para eso tuvieras que nacer de nuevo, lo que hiciera falta. Siente los pasos, que la huella que dejas se la lleva el tiempo, y no estamos para estarnos quietos, ni mucho menos. Y ama, ama sin medida, la justa medida del alma, que quizás es lo último que nos queda, y eso nos salva.

Un día más, un día menos. Que los miedos atrapan la libertad, y sin libertad no serenamos el espíritu, ni habrá felicidad que te sostenga. Dime los motivos, que de excusas tengo lleno el zurrón. Dime honor, que de cobardes jamás se dijo nada. Coraje del bueno, pero con bondad. Sueños difíciles, que fácil no es la vida. Sangre, la que haga falta. Sudor, desde luego. Lágrimas, las que fueran. Aunque cuesten los años pisar por primera vez el buen camino.

Sé que no es sencillo. Yo estuve allí. Contando las horas para que acabasen por fin. Juntando almohadas en la cara y vergüenza en mi cuarto. Restando los días con el orgullo hundido y el corazón entregado. Rendido a mis sombras y encadenado a la oscuridad de todos los temores del mundo. Pasar por eso. Por la ansiedad, por la depresión, el infierno más despiadado, sin solución, sin consuelo. Buscando evitarme, como fuera, sin soportarme siquiera. Ahora dime que es mentira. Si estás aquí es porque estuviste allí, lo sé. Estoy seguro de que te suena.

Por mi parte prometo. Honrar con unas cuantas letras tu hazaña. Escuchar tus males. Acompañarte en el camino, sin más abrigo que mi mano, pero agarrándote bien fuerte ante lo que venga. Juro detener los vientos del terror, los mares del pánico y el veneno de los malos pensamientos. Navegar contigo el horizonte que quieras, sin más límite que el cielo, con la vela a todo trapo, preparados para la guerra. Luchar a tu lado, pase lo que pase, hasta que encuentres tu paraíso.

Y ahí me iré. Me iré con tu historia bajo el brazo, una más. La de un guerrero pacifico y honorable. La de un amigo, mejor que eso, un hermano. Y quedara el recuerdo genial de la batalla libramos juntos. La sensación de la victoria, no por ganar nada, mucho más, ese permanecer en pie cuando nunca pudiste imaginarlo. Venga lo que Dios quiera, los diablos, tus infiernos, el pasado. Porque ya te sentirás salvado, nada menos, nada más, y yo contigo, para que el silencio que dejaste en mi consulta suene con acordes de triunfo…

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