Aceptación, Compromiso, Humanidad, Inteligencia

A Qué Estás Esperando…

Tú sigue ahí sentado, lamiendo las heridas de tu autoestima, pensando que los demás tienen suerte, que la sociedad no ayuda y que los políticos tienen la culpa. Tú continúa pensando que no puedes cambiar las cosas, que el dinero lo es todo y que el tiempo se te acaba. Sigue sintiendo que no eres capaz de empezar de cero, darle la vuelta a todo y redimirte de tu culpa. Ríndete a ser un infeliz de por vida, lamentando por lo que no hiciste y arrepentido de no haberte equivocado. Sigue creyendo que estás en lo cierto, que nadie puede entenderte y que tus motivos no son excusas.

Permite que hoy sea duro contigo, pues ya no sé la forma de decirte que otra existencia es posible. Ya me he cansado de ponerte ejemplos, conocidos o anónimos, de gente normal que eligió hacer de su vida algo extraordinario. Ya me cuesta trabajo sacar palabras que suenen distintas pero que signifiquen lo mismo para convencerte de que empieces a caminar por ti mismo y superes las evasivas que te das. Estoy exhausto de demostrarte, día sí, día también, que con tus actos puedes pintar tu entorno del color que más te guste. Que la emoción es el final de tu comportamiento, no el principio, y que esperar a que las cosas ocurran te mantendrá en el limbo de las posibilidades del que no se sale nunca.

Déjame que hoy sea sincero para ser yo quien te pida razones por las que te olvidaste de ti, teniendo dos brazos, dos manos, dos piernas y un alma desaprovechada lo mires por donde lo mires. Está bien, yo también pasé ese duelo contra la vida, ya te lo he reconocido cien veces. Pero en todos esos momentos juraba por cambiar las cosas en cuanto pudiera, empezando por mí, y siguiendo por lo más cercano que tenía. No es tan sencillo, lo sé, pero comienza pidiéndote perdón por el tiempo perdido, ese gran tesoro que no lo compra ningún dinero. Agradece a quienes te soportaron y aún lo hacen, no con gestos, con palabras. Busca tu razón de vida, por supuesto, pero no ahí sentado, sino saliendo a la calle, viajando, que la inspiración surge de la transpiración constante, no del descanso.

Escribe, camina, lee, aprende a tocar un instrumento, mejora tu habilidad creativa, abre un blog, cocina, vence la pereza, la tentación del sofá y las voces de la caja tonta. Vuela tus sueños y llévalos al papel, haz tu propia hoja de ruta, propón a los que pueden, emprende, ama, soluciona, ofrece. Deja de mirar atrás, de hacer caso a tus miedos y de culparte del presente. Utiliza tu libertad para elegirlo, quizás es lo único que tienes. Apaga los temores, escucha mis palabras, supera tus mejores expectativas y sal de una vez a la vida…

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