( artículo publicado para la Revista de Empleo Nueva Ruta)
Compruebo con estupefacción lo despistados que andamos a veces con la cuestión de encontrar trabajo. Primero, no se trata de eso. Eso querían los antiguos. Encontrar un lugar donde gastar ocho horas al día a fin de un sueldo al terminar el mes. Ahora no se busca trabajo, sino proyectos en los que ser brillantes, que creo que es la única manera de sobresalir realmente. Mendigar trabajo es la mejor forma de no hallar nada demasiado bueno para ti. Tenlo en cuenta para el futuro, si me permiten la osadía del consejo.
Segundo, y no me gusta enumerar. Estamos muy equivocados si pensamos que la aptitud la mide un curriculum lleno de títulos. Nos hicieron creer eso, pero es falso. Yo he visto curriculums en blanco de gente que lo ha dado todo por la empresa. He conocido personas geniales, comprometidas y con valores que venían a la entrevista con una mano delante y otra detrás. Si algo entendí en mis años en selección de personal es que el esfuerzo le gana al talento cuando éste no se está esforzando. He comprobado que la necesidad gana habitualmente a la preparación, y que la inteligencia no es saber más de algo, sino estar dispuesto a aprender lo que haga falta.
Tercero, y aún queda. Las personas son eso, y es indivisible, me explico. Es mentira que alguien infeliz puede trabajar bien, y viceversa. No puedes ser un empleado eficaz de verdad si no crees que tu empresa da la cara por ti, y al revés, una empresa no es lustrosa ni puede serlo si sus empleados no se sienten felices en ella. Y esto es algo que usualmente se olvida. Los que reman por un lado y los que mandan por otro, igual les suena, y este punto es extrapolable a la mayor empresa a la que pertenecemos la mayoría, ese gran holding llamado España.
Cuarto, si es que aún me aguantan. Tenemos que superar varios miedos. Si sabes la época en la que vives entenderás que el empleo no tiene porqué estar en la puerta de tu casa. Que si tienes que marcharte a Finlandia, a Australia o a Trebujena, provincia de Cádiz, perfecto. Comprender que el mundo ha cambiado, que las distancias se han acercado, y que, aunque algún día vuelvas, salir a buscarte las habichuelas al extranjero no es necesariamente un contratiempo, ni mucho menos, sino una oportunidad increíble de vivir mil experiencias positivas. Ya no hablemos del universo online, pero ese es otro tema.
Quinto, y ya voy acabando. Montar un negocio no es una solución para hacerse rico. Los pelotazos no existen, excepto en algún deporte. Quien quiera hacerse millonario que se olvide de ser autónomo. Con suerte, podrás vivir de ello, que no es poco. Si valoras la riqueza de la que dispones por el dinero que ganas estás perdido. Si haces lo que te gusta eres rico en autoestima, en bienestar y en satisfacción personal, por mucho que tu cuenta bancaria tirite durante un tiempo, así que vete acostumbrando.
Sexto, y aquí termino, no se angustien. No sé si lo saben, pero un día nos morimos. Por mi profesión he tenido que asistir a personas cercanas a la muerte, y la enseñanza que cada uno de ellos me dejó fue que la vida les pareció demasiado corta. Que no merece la pena ir arrepintiéndose de lo que se hizo, sino de lo que no. Que los tuyos siempre serán los tuyos, que has de cuidarlos hasta el infinito, y que el tiempo que se va no vuelve, y que por eso tienes que aprovecharlo lo que puedas. Que las excusas son el argumento del que pierde y que el éxito no es la fama ni el poder, sino ser felices. Y para los que no saben lo que es eso, canten conmigo, ser humanos, sin temores, ilusionados, entusiasmados, o dicho de otro modo, en el mejor de los casos, y ahora ya me callo, estar serenos todo el tiempo…
Genial