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Permiso para arriarles…

No sé si han oído hablar este magnífico puente sobre la cumbre en Copenhagen en supuesto favor del Medioambiente, donde se han expuesto datos reveladores sobre la situación crítica del planeta. Datos que alimentan la hipótesis de la inminente catástrofe si no nos andamos con ojo. Para aportar soluciones reales se han reunido los principales líderes internacionales, salvadores in-expresum del cotarro. Por si no tenía usted poco con saber en qué contenedor echar los papeles y cartones, por mucho que alimente su coche de la bio-gasofa más cara, aquí nos traen nuevas recomendaciones para el ciudadano de a pie, para que, además de hacernos sentir culpables si tiramos lo orgánico en la bolsa inadecuada, nos creamos que hay unos cuantos políticos velando por la tierra que ocupamos.
Gente, no se engañen, que no les vendan la moto, cambien si pueden de canal y enchufen el teletienda o saquen al perro a echar la papilla, pero no queden postrados ante la caja tonta entonando el ¡Oh, mis héroes!, que es eso lo que precisamente quieren y buscan.
Claro, que no les cuentan las verdades, y si uno anda algo cansado como para darle al coco, es posible que no caiga en la cuenta, pues ya es bastante con madrugar y cumplir, que es mucho. Hasta que usted piense un instante y se lamente con el flagrante desagravio que le andan vendiendo. Los mismos que allí debaten sobre la crisis medioambiental son los que viajan en jets privados, 120 en total para este circo en concreto. Son los mismos que encargan limusinas para pasear el culo desde el mullidito sillón de su escaño al restaurante más lujoso para dar buena cuenta de la mejor mariscada que probó en años, pescadito fresco proveniente de algún caladero de altura en Morolandia, a base de sobornos y miradas para otro lado. Además, si aprieta el pelete, las señoras primeras damas formarán en corrillo para gritar al unísono contra la caza furtiva o la tala indiscriminada de árboles, todo eso mientras se echan a los hombros ese bisón de diseño tejido por manos esclavas en algún lugar de China. Todo para después recordarle a su maridito lo buenos que son para con el mundo y lo mucho que les necesitamos, discurso solamente interrumpido para darle el mordisco al paté de orca siberiana en extinción sobre la alfombra de leopardo que queda tan mona a juego con la madera de caoba. Y nosotros aplaudiendo, por supuesto, hasta que abramos bien los ojos, si es que nos dejan, y alcemos nuestra voz contra el ninguneo y la indiferencia, con las pocas armas que tengamos. Hasta entonces, eso es lo que nos queda amigos.
Eso o dar ejemplo, si al menos por alcalde de nuestro pueblo o ciudad, si por Presidente de nuestra comunidad o Asociación de Vecinos, pusiéramos un personaje que cerrara campos de golf en zonas de sequía y echara abajo hoteles en primera línea de playa hechos para el disfrute ajeno. Un tío capaz de empezar desde cero, con la Justicia como valor innegociable y el honor por bandera, empezando por no meter la mano en bolsillos que cada vez alumbran menos esperanza. Es lo único que nos puede salvar, buscarlos buenos y darles nuestro voto, eso o anchar aún más nuestras tragaderas, y presenciar impasibles como los cuatro de turno nos llevan al garete el planeta que habitamos. Decida usted por sus nietos, porque les aseguro que el mundo que conocemos no tiene futuro si la historia no cambia, así que espabile sus entendederas y desenvaine el sable contra esta gentuza, por el bien de todos, pues si lo hace, tendrá usted mi permiso para tirar el papel en el contenedor que le salga de los huevos, eso y mi reconocimiento en forma de letras, si no mi aliento para dar dos guantazos a estos payasos que llegan ahora de Copenhagen, hartos de mollate y con el alma sucia de falsas promesas…

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