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Mi pecado favorito…

Soy culpable sin remedio, infiel entre los infieles, por más que mi conciencia me inunde a reproches, pero es que mil veces mis sentidos ganan la partida a mi paciencia… Lo siento, me enamoro a cada instante y no puedo evitarlo, casi sin pensarlo, casi sin quererlo. Pero antes de hundir en mi pecho lanzas mojadas en veneno escuchen lo que tengo que decirles, sólo unas justas palabras y quizás algún lamento…

Lo sé, me embeleso, con cada paso de mis pasos, en cada momento, no es para menos. Y si no abran bien los ojos, a no ser que anden ciegos, cuando amanece, cuando anochece… escuchen las olas rompiendo en playas de arena fina para el tacto, sientan como suyo el aroma a azahar de las noches de verano en cualquier esquina olvidada. Sí, desde luego, culpable, más que culpable. De morir con la sonrisa de un niño, de gritar vida en cada letra, de abrazar cada segundo como el último… No deseo ser inocente, inocente de no hacer nada, de pasar de largo, de vestirme despacio y acostarme antes de tiempo. Llévenme preso, por jurar lo injurable, por llorar desconsolado, por gastar carcajadas sin conocimiento… pero no me quiten lo único digno que me queda, una vida bañada en libertad, un bocado exquisito a la existencia, un canto bello a éste, mi mundo, mi pecado favorito, cuna de unos pocos infieles que suspiran y otros muchos que no han caído aún en la cuenta…

Buen fin de semana, disfruten…

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