Aceptación, Compromiso, Guadalquivir, Humanidad, Inteligencia, Personajes

El Héroe del Espejo…

Hay alguien que te espera. Lo ves justo después de despertar. Sirvan estas letras para mostrártelo, apenas unas cuantas palabras, las justas para que te mires y nunca vuelvas a olvidarte. Quiero describirte a ti, que a veces no te ves ni en el espejo por las mañanas, empañado de temores y vergüenzas, de mentiras y secretos. Quiero que vengas a ti, que te descubras para siempre, como otros antes ya lo hicieron, y que empieces hoy mismo, que aún quedan muchos días ante ese espejo.

Observa en el cristal tu mirada, lo que vio y lo que le queda, lo que sabe y lo que espera. Unos ojos que fueron testigo del dolor, del desamor, de la mala suerte, que ahora despiertan, valorando lo que vio y mirando al frente. Esa piel desgastada de derrotas, de golpes de la vida, de soles de infierno, pero dura como el acero, acostumbrada a resistir, y más sensible que nunca al abrazo y a la caricia. Tus labios, prestados en el pasado a quien no supo valorarlos, ahora dispuestos a los besos de verdad, porque ya sabes lo que es besarte por dentro, y eso lo cambia todo.

Tu respirar, intenso, al fin, cogiendo aire, que un día no vendrá. Tu oído, extenso, eligiendo atender los estímulos que te regala la naturaleza. Tu tacto, fino, buscando otros tactos que vivan tu existencia. El gusto exquisito de probar bocados de vida, de llenarse de sabores, a mordiscos con el destino, hasta que ya no quede nada. Tus manos entregadas, tu sonrisa contigo, tu melena al aire, mecida por tus andares. Porque una vez no hubo movimiento, y ya no quieres estarte quieto.

Dejando que el pasado pase, que se quede la experiencia. Que el daño lo cuentes como enseñanza, las sombras como maestro y tu buen orgullo como magnífica respuesta. Terminar de empezarte, primero tú, después los demás, que el tiempo se acaba y lo perdido ya no vuelve. Cambiando excusas por razones, dudas por motivos y huidas por impulsos. Dejar atrás la supuesta cordura que sonaba a aburrimiento, la cobardía que vestías de prudencia, tu falsa racionalidad heredada, carente de locura.

Elegir callar los miedos con acciones, las vergüenzas con intenciones y tus juicios a ti con perdón. Elegir elegirte, con lo bueno, con lo malo, que ser perfecto no es humano, y lo humano, amigo, eso sí que es perfecto. Decir que no a quien debas, a ese, a aquel, pero sobre todo a ti cuando tu conciencia te castigue y te persiga. Elegir esfuerzo, coraje, decisión, que el acierto nunca llega antes equivocarte mil veces.

Amar lo que ves en el espejo, sobre todas las cosas, pues será la única persona que estará contigo hasta que desaparezcas. Cuidarlo y respetarlo, dejar de maltratarlo, que no hay mejor inversión en la vida. Que solo él te soporta, y te mira, y te abrazará, hasta el final de los días. Despertar cada mañana y prometer que ya jamás te olvidarás de aquel ser genial, tu héroe de ti, que se asoma humilde cada día ante tu espejo…

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