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Me levanto de buena gana, aunque sea Lunes, si la primera noticia que escucho yendo al trabajo es el hundimiento total de los bancos y las Bolsas del mundo. Tanta alegría me produce que quisiera llorar de emoción y alborozo, cual talilbán ante su virgen. El poder al servicio del destino, el rico jodiente empieza a ser jodido, el especulador especulando sobre su amargo futuro, el cacique encacicado…

Albricias!! Ya el humilde, el currante, el parado y semejantes no son los únicos humillados por un mundo capitalista que aprieta y ahoga, por mucho que Dios se empeñe en lo contrario. Sí, es cierto, nosotros los descamisados de tres al cuarto, por ser parte de la última cadena trófica, más perjudicados, pero tenemos una ventaja, estamos acostumbrados..

Y ahora volad libremente ricos y políticos e inversores de este magnífico mundo, volad a través de vuestros altos ventanales de altos barrios. Apagad vuestra vergüenza con vuestro suicidio, tan necesario como utópico. Y caed en la dura realidad del que no respira porque no existe aire que respirar y del que resbala constantemente en un mundo de mantequilla. Morid malditos, y llevaros al otro mundo mi carcajada… la carcajada de un pringao que no tiene un duro en Bolsa..

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