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Llevo varios días sin inspiración, como muerto andante con pocas sonrisas en el alma, dando pasos, sin ser en falso, pero demasiado previsibles. Adornar mi alrededor de esperanzas no se hace mi fuerte y olvido el significado de la palabra ilusión. No sé muy bien qué me lleva a esta situación, no sé si serán los días, siempre iguales, que se repiten como el gazpacho, o será el mundo, que parece autista a los sentimientos de verdad. 

Cruel destino, que te devuelve la moneda. Todas las cosas que un día creí vanas en contenido, no sé, la espiritualidad, el amor, el arte, la compasión, el altruismo… ahora las creo imprescindibles para dar sentido a este sinsentido que habitamos. Y me agarro bien fuerte buscando disculparme con una conciencia que se contradice a cada paso. Curiosa esta vida…
Una vida tan gris en la que somos protagonistas, teniendo, al menos, la posibilidad de colorear existencias de tonos pastel. «Podemos cambiar el mundo», pero sólo si queremos, claro. 

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