El chascarrilo de los Martes toca. Me ocurrió hace años, en mi época de residencia de estudiantes. Algunos viernes tiraba para el pueblo por aquello de pasar un par de días en el remanso de tranquilidad que es mi casa en invierno. Poca cosa, unos futbolines con los amigos los viernes por la noche y el partido del canal sur los sábados, quedarte dormido en el braserito hasta tarde y amanecer a la hora del almuerzo. Pero iba a ser más divertido aquel fin de semana.
Para un estudiante hijo de trabajadores se hace difícil llegar a fin de mes, y aquel domingo 4 euros alumbraban mi bolsillo, lo justo para el autobús que me llevaría de vuelta a la ciudad. En aquellas que, esperando en la parada al final del pueblo, pensando en que algún alma caritativa podría recogerme y llevarme,el altísimo va y me oye y se para a mi altura un coche de esos de 9 plazas con un señor que me preguntaba que si iba para Sevilla. A Dios gracias, 4 euros que me ahorraba. Aquel hombre, seguramente amigo de mis padres, pensé, era consciente de la dura vida académica y estaba dispuesto a aliviar mi raquítico bolsillo por una vez. Dios lo tenga en su gloria, pensaba mientras metía en el maletero mis dos mochilas viejas…
Pero no iba a ser tan fácil. Me senté al lado del conductor, claro, íbamos sólos, pero el hombre de gafas de sol y pelo cano me dijo que no, que me pusiera atrás del todo, que iba a ir más cómodo. Era un coche de esos de 9 plazas en 3 filas, y yo en la última, intentando dar conversación al buen hombre, aunque un poco extrañado por lo de hacerme sentar tan lejos y no hacer mucho caso a mi conversación.
Y llegamos al siguiente pueblo, se bajó del coche y ayudó a dos señoras a sentarlas al lado mía. «Gente que tenía que recoger», dijo, y yo lo miraba admirado de su buen hacer, no quedaban personas como él, pensé.
Y así en cada pueblo hasta rellenar las 9 plazas, mujeres mayores que iban al médico, estudiantes de primero, embarazadas en avanzada gestación… y mi asombro llegaba al cielo.
Y ocurrió, señores, llegamos a Sevilla, paró el coche a un lado y todo el mundo bajó sus cosas. Hicieron todos un corrillo, como despidiéndose, que recuerdo que pensé, será una especie de tradición darse un abrazo o algo, en plan «somos buena gente y nos queremos», y, claro, cojí yo muy educado y me acerqué al corrillo para darle las gracias al hombre por el favor que me había hecho por ahorrarme los 4 eurillos que me darían para desayunar como Dios manda…
Y ahí estaba yo, dando gracias al buen señor, cuando, seguramente, el tío se dio cuenta de que yo no sabía que el servicio no era, precisamente, gratuito, cuando me espetó: «De nada, de nada, pero que son cuatro euros…como el autobús».
Me puse de mil colores, pero salí airoso, como siempre, pagué mis cuatro euros y me perdí por las calles que llevan al centro con la verguenza de un incauto.
La misma noche hablé con mi madre del caso y, mientras ella se mondaba de risa, me explicó que se trataba del denominado «taxista pirata», fenómeno que se daba mucho en los 70 y 80, por lo visto, y que se trataba de eso, de un tío que hacía el «agosto» llevando y trayendo gente de algún lugar.
Total, que aquel día, fui cómplice de un delincuente al que le dí las gracias y al que dediqué la mejor de mis sonrisas, creí en la bondad pura de las personas durante una hora aproximadamente, me jugué la vida en coche ajeno y manos ajenas, y, sobre todo, me quedé sin mis cuatro euros…
13 thoughts on “”
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que historia mas buena, llevo un rato riendome, que bueno kike
que me gusta la historia de los m artes…..
quien me iba a mi a decir que existian este tipo de cosas.
oye pues el tio se sacaba una pasta cada dia eh!
4 euros x 8 personas son 30 pavos. por dos viajes 60 euros libre de impuesto. no sta mal
yo tampoco sabia lo de los taxis piratas, jajajaja
un beso
Que buena gente hay por el condado!ja ja ja.A mi me paso lo mismo y encima le toco a mi tia Antonia pagarle a la vuelta, pues me baje antes que los demás y no vi el plan.Si no nos lo dicen…
Eso solo le pasa a la gente de ciudad, que no saben de esas cosillas!!! jjjajajjajajajajajjajajajaj 🙂
jejeje, la verda q en la ciudad no se estila
XD La realidad supera la ficción!
yo esk no me hubiese montado seguro…vamos en un coche de alguien q no conozco y con un tio…si esk..tu no ves los telediarios???jaja….en el fondo tuviste hasta suerte!!q personaje!!jaja
la verda q es arriesgao
arriesgado solo??jaja…no lo volviste a hacer seguro!
me encanta y me anima q comenten
te seguiremos comentando pero tu sigue escribiendo…jaja.