Guadalquivir

Día 8.Montoro. Medias vueltas y lamentos…

Pesan las piernas y pesa el ánimo. Por muchas emociones que cargue en mi mochila y lo bello del paraje que piso, se notan los días y las horas muertas caminando, más si cabe cuando el Sol aparece quemando en lo lejos. Más aún cuando las sendas se muestran equivocadas en los planos y tengo que dar media vuelta porque a alguien se le olvidó cambiar en el mapa un punto. Ya me había ocurrido, pero había saldado hasta ahora con suerte el acertijo de los caminos enrevesados. Alguna vez tuve que rodear peligros no indicados y desistir en direcciones por llegar al final de un collado que no aparecía en los planos. Pero fue poco, sólo unos metros y tener que prestar atención, si acaso tirar de intuición y resolver el entuerto. Pero no iba a suceder así hoy, cuando tras más de veinte kilómetros y con el agua justa para saciar mi sed, una arboleda imposible me impedía la travesía, obviada en mis notas, cerrándome el paso hacia Montoro, habiendo perdido una hora de viaje por un pedregal indigno para peregrinos medianamente loables.

Solo pude respirar hondo, torcer el gesto y desandar lo andado, maldiciendo la cartografía española y la madre que los parió, sin posibilidad de desahogarme más que dándole al pasito para adelante y alguna patada a una piedra. Pero al poco llegué a Montoro, tras cruzar un puente romano de muralla rojiza y arco de medio punto. Allí, en la falda de la colina, caseríos de fina estampa soportaban el sofoco del mediodía buenamente, como mis carnes, inventando la forma de no dar rienda suelta a los agobios y romper con todo en un minuto.

Me recibió su placita, de las de antes, con su iglesia, el ayuntamiento y cuatro viejos filosofando en un banco de la esquina. Desde ahí, todo un ramal de calles encaladas por las que bajaban y subían sin parar marujas haciendo y deshaciendo mandados propios de un Lunes de primavera. No hizo falta demasiado para tratarlos, y es que aún no había soltado la mochila cuando un señor de avanzada edad y ojos grandes se me acercaba para indagar mis intenciones por esos lares. Se mostró interesado pardiez, y me habló de la historia de su pueblo, de personajes que allí vivieron y asuntos vecinales, nada del otro mundo, o quizás sí, pero es la misma cantinela, aún siendo interesante y curiosa, que vengo escuchando día tras día en cada pueblo que hago estancia. Casi no lo escuchaba por culpa de mi fatiga, despistado por su acento serrano, con ese soniquete dejando caer las oes y las aes que me resultaba simpático y curioso, por más trascendente, al menos para él, que fuera lo que estuviera contando. Mis fuerzas para entonces y mi sueño me daba para poco más que poner buena cara y parecer educado. Fue él mismo el que me orientó sobre la biblioteca, donde pude dejar, como todos los días, los apaños y así aliviar mi espalda de la caminata de hoy. De esa manera permanecí dando vueltas cámara en mano, somnoliento, atragantado por esta flema de plena campiña cordobesa que quema los nudillos, buscando la sombra en cada placita para matar el tiempo y terminar con un día que se hizo largo y difícil, más aún sabiendo que, siendo las horas que son, mediada la tarde, el que les escribe no tiene todavía idea de dónde acabará pasando la noche. Y lo peor de todo es que casi ni me importa, mientras este Sol inhumano supere el horizonte y permita que mi mente, castigada en exceso, se aclare…

Fotos y videos de hoy pinchando abajo…
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8 thoughts on “Día 8.Montoro. Medias vueltas y lamentos…

  1. Querido sobrino: Me ha dado pena leer hoy el relato del camino por lo angustioso y sofocante que ha sido. Me imagino que los kilómetros con este solano te habrán parecido eternos; espero hayas descansado y hoy los sueños te reporten alivio y fuerzas.

  2. Es justo el pago del sufriente gladiador que en momentos del combate pierde el norte y guía de su instinto, y cae en la arena que por un momento le alivia su cuerpo magullado.Pero eres ese mismo gladiador al que pondrán en su cabeza la rama de olivo que le atribuyen al ganador y es que kike,pase lo que pase ya eres un ganador y además un noble y verdadero gladiador.

  3. ¿no te recuerda estas vivencias tuyas a la vida con sus rodeos ,pérdidas,encuentros,limitaciones… camina y descansa cuando tú así lo decidas.Gracias por compartir estas emociones.Un gran abrazo y buenas noches.

  4. Recuerdas que me decías que era tu sueño recorrerte el Guadalquivir??? También sabías que no iba a ser fácil, pero sé que eres capaz de finalizarlo, esto de hoy sólo es una piedra más en el camino, así que rodeala y cárgate de fuerza y energía para cumplir este sueño…besos y un fuerte abrazo…y cuidate!!!

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