Guadalquivir

Día 18.Lebrija. Libre, más que libre…

Es una pena. Es una pena que estemos sometidos por unos cuantos mediocres que venderían a su madre al mejor postor si fuera necesario con tal de seguir recibiendo aplausos. Es una pena que nos tengan convencidos de que lo mejor es cumplir con las obligaciones y deberes sociales para escribir sus nombres en una urna y seguir manteniendo el lamentable cotarro. Es una pena que pasen los años y no terminemos de plantearnos si somos libres de verdad para decidir lo que queremos, nuestros amigos, nuestro trabajo, nuestros políticos y hasta lo que nos gusta llevar puesto. Pero al contrario. A poco que caigas en las redes de lo establecido te sumerges en un mentidero de pagos y angustia del que no podrás salir a menos que no te importe lo que pensarán de tí los que te rodean, un precio demasiado alto para el común de los mortales, entre los que me cuento.

En mi camino he atravesado pueblos de todos los colores, gobernados por unos y por otros, y llego a la conclusión de que, si bien puede haber matices, a la mayoría de los que nos mandan les mueve la necesidad de sentir que tienen el Poder, de que manejan los hilos y lo que se cuece entre los suyos. Me ha sido bien fácil percatarme. Sólo he tenido que hablar con la gente de la calle, los que conocen de primera mano la problemática de su tierra. Y todos vienen a decir más o menos lo mismo, que se sienten engañados y estafados por promesas electorales que nunca llegaron a nada.

Pero existe aún una especie peor en nuestra sociedad libre. Se trata de aquel ciudadano, de derechas o de izquierdas, que eso me da igual, que bebe los vientos por cada gesto que hace su partido, en el signo que sea, congratulándose de los éxitos como suyos y culpando al de enfrente si la cosa anda negra. Los denomino talibanes, y es que parecen fanáticos al posicionarse del lado de un grupo para toda la vida, hagan lo que hagan, con la misma fe y arresto con la que animan a su club prefeferido, cuando la Democracia se inventó para todo lo contrario, para formar personas libres e independientes con capacidad de decisión.

Os suelto esta reflexión por cuestión simple. Hoy viniendo de Las Cabezas hasta Lebrija tuve que jugarme la vida, literal, por el arcén de la carretera que une ambas localidades porque a un concejal le dió por escatimar en su día en una senda verde que creía inútil. Y no es que crea que dicha senda es prioridad. Por supuesto, antes existen una serie de necesidades como es la inversión en puestos de trabajo, en agricultura, en subvenciones, etc. Pero si paras en una Venta a retomar fuerzas, en medio del camino de la muerte, y en la misma barra del bar te dan pelos y señales de cómo ese mismo concejal, sin poder comprobarse, se las arregló para hacerse una verea hasta su casa de campo con dinero municipal porque le venía bien, con un coste similar a lo que hubiera costado la que yo reclamo, que es la lógica, entonces es cuando te llevan los demonios y te acuerdas de la madre de ese malnacido que juega con los dineros de su pueblo. Y casos como éste me los encuentro a pares por nuestras tierras, pueden creerme.

Y es así como, lo que, en un principio, parecía que iba a ser un día agradable y tranquilo, se ha convertido por desgracia en una difícil jornada rozando turismos y camiones que me hubieran borrado del mapa con un simple descuido. Como entenderán, hoy no tengo el ánimo para mucho más. Ya sólo miro hacia Sanlúcar, final de un trayecto que, para bien y para mal, me ha mostrado las vergüenzas de una tierra, la nuestra, que muchas veces me entristece. Depende de nosotros darle la vuelta a la tortilla y creernos más libres para decidir lo que queremos y a quien queremos cerca, en todos los sentidos, aunque, a día de hoy, se me antoje una vaga utopía…

Fotos y videos de hoy pinchando abajo…
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4 thoughts on “Día 18.Lebrija. Libre, más que libre…

  1. Hoy si que me alegro de leer tus lineas y que hayas llegado entero a Lebrija. Supongo que ya mañana entrarás en la Provincia de Cádiz. Te comento que las marismas de Trebujena fueron elegidas por Steven Spielberg para rodar «El imperio del Sol» debido a la gran belleza de sus puestas de sol. Buena suerte y buena senda en lo que te queda que ya es poco. Un abrazo.

  2. Este camino tuyo no es precisamente una utopia ,ya formas parte del paisaje donde has vivido realmente,ahora parece que conviven emociones enfrentadas.A todos nos cuesta dejar lo cotidiano,lo seguro,aunque nos hundamos en la miseria,pero un buen día decidimos que basta y así comienzan a cambiar las realidades que en un principio fueron sueños.Un beso.Reme.

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