Enrique Vazquez Oria

Ya no es lo que era…

Mi compadre Antonio traía ésta mañana una resaca de las buenas. Con su media sonrisa y sus ojos enrojecidos por la manzanilla del día anterior me ha puesto la tostada y el café y se ha sentado conmigo con su habitual chascarrillo que me hace lucir la primera sonrisa del día. «la feria ya no es la que era…», me dice con aire melancólico. A lo que respondo con mi ironía de primera hora… «-No Antonio, la misma feria, los mismos borrachos y las mismas ganas de trabajar mientras otros van de vuelta de la juerga…». Sonríe y asiente con la cabeza mientras absorbe su café negro, con esas manos enormes y curtidas, y se queda mirando a la puerta, donde asoman niñas en plena pubertad buscando taxi para ir a dormir la mona. Y me dice con su fino desparpajo… «-No había mujé en mi época que se fuera a casa sola y con el Sol en to lo alto…», y tras un breve carraspeo, prosigue,»…-O se iba con la madre a medianoche o con un buen mozo que la acompañara al amanecer…». Me quedo mirándole y le digo…»Y de quien es la culpa Antonio?..». Vuelve a carraspear y me contesta con gracia, «…la culpa es de mi mujé niño, de mi mujé, que me lleva a medianoche a casa…». Ahí le ven, todo un artista detrás de la barra de un bar olvidado, pero buena gente… no saben ustedes cuánto…