Enrique Vazquez Oria

Primaveras de papel…

Señores, señoras, queridos lectores y estimados amigos, os tengo que comunicar que el malvado invierno… ha acabado… Guarden en el ropero chaquetones impermeables y calcetines de lana, incluyan también las tardes grises con sus noches frías, escondan al fondo días sumidos en melancolía y espanto, pues ya son historia, agua pasada. Sonrían aún siendo Lunes, la sangre que corre por sus venas tiñe los pasos de posibilidades, la acuarela vuelve a tener color mientras el verde de los campos renace en el horizonte, haciendo del espacio un lugar más habitable…
Y parece como si la paz y el sosiego se instalara en los corazones de quienes pasean al atardecer, reluce el brillo en los ojos de niños que corretean tras una pelota, se hace placentero respirar buen ambiente donde semanas antes se torcían gestos bajo nubes y augurios de malos tiempos. Y ves la cosas de diferente manera, aunque sólo tengas en el bolsillo para la cerveza y la ensaladilla, todo mejora, la economía se estabiliza, las tropas regresan de la guerra, el río parece volver a su cauce, no sé, la tienda de helados de la esquina vuelve a abrir un año más, las bicis hacen el tráfico más manejable, la realidad se ve anestesiada por el reflejo de días claros y carcajadas anónimas….
Sin embargo, paladeo motivos optimistas y aún así quiero gritar ante tanto espejismo, tantos intereses bajo cortinas que nublan conciencias. Hoy medio planeta sigue muriendo de hambre mientras la otra mitad mira para otro lado. No se engañen, nunca llegó a irse el invierno caballeros, saquen de nuevo del armario abrigos y guantes, mas no olviden escondida la vergüenza, pues no merecen primaveras mundos que olvidan hermanos en el infierno…