Posiblemente, a estas alturas del texto, ya haya usted caído en la cuenta, pero intuyo que su mente vuelve a estafarle al respecto. No importa, déjese llevar. Salga a la calle y dé rienda suelta a los sentidos, prejuicios, impresiones negativas, despechos, sinsabores, pues nada puede ser peor, ahora que ya conoce la realidad en esencia de este nuestro mundo. No les seguiré mareando, que ya tienen bastante martirio fuera de estas letras. Si han imaginado delincuencia en mis palabras, vicios, guerras… olvídenlo, no me refería a nada tan importante, lo cual hace más peligroso el cotarro si cabe. Les hablaba de la burocracia de nuestro sistema, la misma que nos inunda de muchos deberes y pocos derechos para terminar firmando abajo, sin que nadie nos explique la razón de tanto papel y protocolo…
Perdonen la brasa, es simplemente que mañana a primera hora seré yo mismo el que aguarde la dichosa cola para que me firmen, me sellen o me rectifiquen el típico trámite de turno, ese que no sirve para mucho más que darnos la oportunidad de volver al día siguiente , aparte de robarnos lo poco de dignidad que nos aporta un sistema tan podrido que apesta, por muy bonito que lo pinten las ratas de ésta, nuestra cloaca…