Pues eso parece haber acabado, al menos un tiempo, el justo para poder ensanchar mis pulmones y mi mente para llenarlas de nuevos retos, de nuevas formas de vida, mejores o peores, nunca sabré, pero sí diferentes a las de ahora. Cierro así una etapa que me ha hecho crecer para bien o para mal, con momentos duros y algunos llenos de sentido, necesarios para todo aquel que atisbe encontrarle la gracia a ciertas visicitudes de nuestra existencia.
A todo eso digo adiós, igual que dije despedí la juventud y la adolescencia, igual que volví la mirada a miles de personas que en algún momento fueron importantes y pasaron de largo, en buena ley de vida. Así tiene que ser y así seguirá siendo, pero de una cosa estoy seguro, no dejaré de acudir a estas letras, de cuando en cuando, porque hay favores que no se agradecen de mejor forma que aprovechando la oportunidad en sí misma. Bienvenidos amigos a mi nuevo mundo…