Enrique Vazquez Oria

La vida va de vivirla…

Que la vida no va de tener, sino de sentir, ni de riquezas, sino de instantes. Que no va de excusas sino de motivos, ni de razones, sino de momentos. Que vivir no es únicamente estar en la vida. Es gritar, equivocarse, callar el silencio y soñar. Es saltar, caerse y levantarse, aprender, mejorar y desnudarse. Es respirar el presente, perdonar el pasado y construir el futuro. En vez de buscarse, encontrarse. En lugar de imaginar experiencias, gastarlas. No va de venganzas, de hastíos ni de temores. Tampoco va de miedos, de excesiva cordura ni de prudencia. Prefiero la grandeza de los que se arriesgan, los locos que lo intentan y los que atraviesan las negruras. Prefiero los libres a los sensatos, a los idealistas, a los mágicos. Que se quiten los maduros, que yo quiero ser travieso. Que se aparten los sesudos, que yo pretendo ser iluso. Que se pongan los románticos, los pasionales y los fantásticos. Que me abracen los sentimientos y que me estremezcan. Que me venza la madrugada dibujando versos, que me sorprenda el alba contando besos, el mar reflejando allá en lo lejos, las estrellas marcando mi travesía. Que termine la venganza, la violencia y los fanatismos. Las banderas, los himnos y los lemas. Que se cambie por amistad, ternura y diálogo. Actitud, melodías y poemas. Que no haya justificación a la pereza, que gane el entusiasmo, la fogosidad, el calor y el arrebato. Que no haya opción a la tibieza, que venza el delirio, las quimeras y las utopías. Que acaben los juicios de valor, y quede la valentía. Que termine la tensión, y triunfe la armonía. Que se ilumine lo oscuro, que imposible sea normal y lo increíble sea sencillo. Que la acción supere la intención, que lo improbable sea posible y lo inalcanzable sea viable. Que la lógica desaparezca y la intuición le gane. Que el mundo se una y mi voz se agote, que mis manos sangren escribiendo, que mis ojos no duerman, que tu luz sea eterna, la generosidad siempre despierta, con humanidad, con esfuerzo y con coraje. Que derrotemos dioses, mitos y leyendas, que cambiemos el universo, que replantemos el desierto y nos hartemos de aventuras. Que pintemos nuestro destino, matizando nuestras sombras, fieles a nuestra ansia, humildes, serenos, orgullosos, impacientes. Que seamos más humanos que nunca, que seamos más hermanos que siempre. Que salgamos al escenario y la función de verdad comience, empezando por ser geniales, terminando por ser héroes, eligiendo ser inmortales, tentando mil veces, quizás cien mil más, la buena suerte de los que se atreven…