Pero espere, si aún mantiene usted su hocico pegado a la pantalla de la caja tonta para entonces, podrá ver usted como se las apaña Iñaki Cantamañani con la sartén mientras le da la vuelta a la tortilla y la adorna con dos ramitas de laurel a los lados, ya saben, ese “toque personal” a éste plato maravilloso al alcance de todos los bolsillos, y es que últimamente no hay telediario que no saque a un tío preparando postres o manduca a precio de costo, que manía más imbecil…
Sacúdase las babas que no está bonito, pasamos a los deportes, la parte más importante del programa, que para eso destinan 25 minutos de reloj a contar cómo se saca un moco Guti o la historia del típico “panderetas” que no falta cada domingo a la cita con el equipo de sus colores… patético. Si es eso lo que entienden como noticias deportivas…
Ahí acaba el chanchullo, suena la música, salen las letras de los cuatro soplagaitas que se reparten el pasteleo diario, y digo bien, cuatro, porque no van sacar los nombres de los 15 becarios y 17 reporteros que tienen trabajando como negreros para tener por delante un guión medio digno. Se apagan las luces y se intuye al engominado hablando con el de deportes sabe Dios de qué… Que muchas veces pienso, mira, le estará diciendo lo mal que está el servicio últimamente en el Restaurante del Ritz, porque no se me ocurre que estén debatiendo sobre las ayudas sociales a los filipinos tras el terremoto, ni de cómo se las va a aviar el parado de turno, ni siquiera del panderetas o del moco de Guti, aunque ésto último es más probable que les interese. Que bien se lo montan los tíos, ahí siguen con la farsa día tras día señores, y mientras yo, cuchara en mano, tragando todo lo que me echen delante de las narices y sintiéndome mal por ser un mileurista privilegiado que no merece la vida que tiene tal y como me han contado ésta gentuza que está el mundo… manda huevos la tortilla del Iñaki y la madre que les parió oiga… manda huevos…