Enrique Vazquez Oria

Infamias prenatales….

Te hablaré de lo que soñé despierto aquella madrugada de Invierno…
“Vendrás al mundo una mañana de Abril, cuando las flores pinten de azahar el horizonte y el Sol se haga perezoso en su huída. Obrarás la senda del milagro desafiando destino y naturaleza. Te recibirá tu propio llanto, divino. Tu madre te dará la bienvenida entre sus brazos dedicándote lágrimas y promesas. Serás querido y mimado, y crecerás, despierto, saboreando cada palmo de infancia entre juegos y carcajadas. Tu cuerpo se irá presentando mientras tu corazón aprenda lamentos y se bañe en la sorpresa. Caminarás descalzo sobre hierba mojada bajo la lluvia y la sonrisa, de la mano de amores efímeros de verano. Llorarás de rabia sin atisbar explicaciones y, al rato, gritarás de asombro para elevar tu alma a cumbres desconocidas y peligrosas…
No olvides mi ejemplo, amigo, quiero que te sumerjas desnudo en océanos de ilusiones, que confundas la noche con el día abrazado a la nostalgia. Quiero que saltes en precipicios de sensaciones, que aprendas destreza, que acunes verdades e imposibles. Necesitaré de tu recuerdos en la desdicha, hacer las paces con mi pluma, allí donde habita la conciencia y la espera. Morderás tus labios ante la injusticia, caerás en desidia y vileza, y te levantarás, como buen hombre, porque el perdón se inventó para espíritus libres ahogados en bondades. Te observaré, compañero, en silencio, cuidando de tus pasos como míos, sin condiciones ni negocio. Y descuida, pues mi espada acechará paciente ahuyentando miedos y reproches. Esconderé secretos y besos bajo montañas y senderos, mas te amaré hasta lo eterno…”
Y ahora no me pidas perdones, no me ruegues compasión con quien no quiso que salieras a mi encuentro porque en tu lecho olvidaran razones y cariño, no me implores que entienda a tu madre por pensar, maldita, que no era el momento, jamás suspires desde el cielo por un mundo que detesta el viento y le pone cerrojo a la vida, esa que ni siquiera sentiste y que marchitó primaveras, parando el tiempo…