Y aquí viene la gracia, es el mismo gesto que mi padre hacía desde muy joven, la misma manía heredada en la generación siguiente, sin aprendizaje ni observación, mágico…
Ahora piense usted en la de cosas suyas que, sin saberlo, dependen de un ser que ya existía antes de que fueras mero proyecto de vida. Imagine el día a día de lo que hace y valore si todo es suyo o se lo debe a alguien, por nimio que parezca, y llegará a la misma conclusión que servidor, todo usted es la mejor de las firmas de un artista a un trabajo bien hecho, una obra excelsa de valor inestimable. Y todo eso es nada, porque después de entender el regalo genético en forma de vida, caerá en la cuenta del tiempo, el esfuerzo y el amor que humilde dedicó para que crecieras en un mundo merecedor de tu nombre, olvidándose si fuera necesario de sí mismo por tu simple sombra. Entonces que menos que hoy, amigo, a esa persona, le dediques una sonrisa y un “te quiero” además de la típica corbata y el frasco de colonia que huele a rutina, y si han de elegir, vacíen el frasco y llénenlo de lo primero, pues no hay mayor deseo para un padre que la felicidad de un hijo, al menos en su día…
Frascos de sonrisas
Feliz día Padre