Son ya tres días de caminatas imposibles a través de paisajes excelsos pero complicados, teniendo que poner todo el arte para salvar obstáculos y vereas que no llevan a ninguna parte, siendo aún más difícil cuando no se tiene todos los cabales en su sitio por mor del cansancio. Pero al fondo de la mochila guardo una fe inmensa en terminar esta aventura, y eso no habrá piedra ni peligro que me lo quite.
El camino a El Carpio ha sido quizás el más bello. Horizontes que se perdían en el infinito, como espejismos, y trigales inmensos en los que el silencio gobierna. Casi no recuerdo los últimos cinco kilómetros, empujado por la inercia de un deseo que veo más cerca. Intuyo un final divino, enriquecedor para mi persona muchos años después de haberse producido, y es por eso por lo que ahora sufro hasta lo indecible, ciego de coraje.
Mi insistencia me ha traído a las puertas del pueblo que hoy me acoge, justo testigo de un bravo guerrero que se deshace a cada paso, pero fiel comendador de un sueño que culminará con el mar o con la muerte, a pesar de las sombras que me persiguen susurrando abandono. Un abrazo a todos. Ahora más que nunca…
Fotos y videos de hoy pinchando abajo…
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