Enrique Vazquez Oria

Día 16.Los Palacios. Abrazos y sudor…

Nunca le gustaron los homenajes. Su cualidad reside en su humildad. Se llama Manuel Jesús y los amigos lo conocemos como Canovita. Sin hacer ruído vino a darme ánimos a Los Palacios y mi corazón le estará eternamente agradecido porque me dió más fuerzas si cabe para el final de mi aventura con su simple gesto, más de lo que él imagina…

Fue un día difícil, desgastado por los kilómetros que mi cuerpo lleva encima y los amagos de abandono que atrás quedaron. Dejaba Sevilla con la nostalgia de quien deja una patria que nunca perderá de vista, a pesar de los días de soledad y las horas en medio de la nada. Atravesé el río con la mirada perdida, ensimismado en el ganado que pastaba paciente en las lindes de mi verea, inventando Sanlúcar a la vuelta de la esquina para dar descanso a un alma fatigada pero poderosa. En buena lid permanecí durante horas, casi inerte, luchando conta las magulladuras de mi cuerpo que me hacen estar alerta para no terminar mi aventura antes de tiempo. Para estas tierras las llagas gobiernan cada palmo de mi piel, pero mi desempeño ya sólo conoce infinitos, y eso me hace invencible, por extenso que sea el horizonte que se me presente. Mi valor ha crecido hasta el punto que no doy permiso a mis nervios para sentir dolor, que es lo que desean gritar, combatiendo sus cantos de guerra con sonrisas,inventadas a cada paso ante el temor a quedarme sin un destino que me pertenece, por más que valga cien años de dolor y lamento….

Con esa premisa seguí la senda de la Vía Augusta, esquivando las dudas, intentando dar sentido a cada zancada a la vez que acallaba mis vergüenzas, que claman más que nunca venganza por tanto sometimiento ante una simple ilusión que, probablemente, olvidará el mundo al poco. Pero la fe es más fuerte que todo, y tras ella hago mi huella…

Arrastro mi cuerpo como despojos, pero prometo no cesar en mi empeño, como los héroes que se batieron hasta la muerte en sueños inalcanzables, como esos imposibles que suceden a cada instante y en los que no reparamos hasta que no nos tocan de cerca. Hoy firmo mi camino como un bello milagro, ejemplo rebelde del que os hago partícipes, tanto por aguantar mis palabras, que cada vez significan menos, como por soportar la angustia que me lleva hacia la nada, que para mí es todo…

Hace mucho que se me acabaron las lágrimas y la sangre, sólo me queda el sudor de mi frente para reencontrarnos, eso y mis ganas de abrazaros a todos….

Fotos y videos de hoy pinchando abajo…
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