Enrique Vazquez Oria

Día 14.Carmona. Tanto en tan poco…

Poner letras al camino. En esa ardua tarea me encuentro, sabiendo de antemano que su definición siempre quedará incompleta, pues no se han inventado aún palabras que atisben siquiera el significado de una aventura que remueve las sensibilidades más ásperas. Inútil me veo al presentar amaneceres que no darán lugar jamás al olvido, volar despierto entre lomas verdes que parecen esperarme. Soy incapaz de contarles el silencio de las vereas de primera hora, la mezcla de colores del horizonte cuando nace un nuevo día. No les puedo relatar, ni de lejos, la bondad de quienes me encontré, los saludos cómplices, las risas y los chascarrillos. No sé explicaros los momentos de soledad, la fatiga acumulada en unas piernas que no dejan de sorprenderme, los aullidos en medio de la noche, las huellas de lo salvaje. Quisiera deciros todo, desde que levanto hasta que me acuesto, las plazas de nuestros pueblos andaluces, las calles encaladas, los niños correteando, los versos de otra época, los poetas que recorrieron esta santa tierra, los sabores, los acentos, las manías, los olores. Acercaros con cuatro letras la ilusiones que me gobiernan, los ratos amargos, las horas muertas y los golpes a la pared, los tachones, mi tristeza, las llamadas a mi familia, los ánimos de mis amigos, los sueños con Sanlúcar, mi río que me acompaña, los libros de historia, las miradas…

Daría una vida por que conociérais a Lucía y su familia, su buen hacer con el peregrino, a Agustín y su morriña, la fuerza de Josemi, a Alba y su sonrisa, a Jesús y su gesto responsable, a los suecos y su maravillosa posada, a Juan Carlos, a las gemelas y a mil corazones más que atrás dejé. No sé pintar el mundo que llevo visto, la lluvia sobre mi cara, el Sol quemando mi cuello, las caras, los mensajes, la emoción de mi madre, el orgullo de mi padre, la voz de mi hermana, las palabras de mi hermano, el cariño de Paloma, las frases de Claudio, de Virginia, de mi Tía Inma, de Reme, de Juan, de May y de mi gente, las entradas que marcharon sin dejar rastro, los instantes escribiendo gratitud…

Hoy sólo puedo contaros lo que sabeis, que llegué a Carmona entre gotas de sudor, creyéndome invencible porque cada segundo es uno menos hacia mi destino final. Paloma vino a salvarme cuando más negro lo veía, fiel escudera que vela por mis días, mi pecado favorito, la excepción que encontré al volver de una esquina y le prometí mi alma, construyendo entre los dos la mejor de mis aventuras, la nuestra…

Me queda deciros, en esta calurosa tarde, que cuento mis pasos como los vuestros, midiendo cada pisada procurando no caer en desvaríos. Más que nunca os siento cerca, a horas de entrar en Sevilla, donde el río descansa para enfilar rumbo sur y morir a orillas del Atlántico, como mi mágica travesía, que es de todos.

Un relato más que acaba y sigo sin lograrlo, por más que quiera, y es que explicar tanto, en tan poco, parece imposible, a la vez que humano. Un abrazo…

Fotos y videos de hoy pinchando abajo…
http://www.flickr.com/photos/50063804@N06/sets/