Adornó su jardín de esperanza, plantó ilusiones en cada esquina, y fue regando con mimo, como nunca, como siempre, como le enseñaron sin enseñárselo. Pero un día el jardín marchitó y solo hizo recoger pedazos de un invierno que sabía llegaría. Y fue entonces cuando ocurrió el milagro, donde la raza apretó el puño y su gesto, honrado, abrazó lo inabarcable para el común de los comunes, y obró que el invierno tornara en primavera temprana, en flores de mayor vigor, en olores hasta entonces desconocidos. E hizo de su jardín el más deseado, el más rico en sustancia, aún con los mismos ingredientes que antaño, pero diferentes aromas, geniales y puros.
Y siguió luchando, y lo sigue haciendo, por un lugar que es suyo en este mundo, pos sus hijos, por un jardín divino en medio de la nada… Quizás nunca acaricies su alma, pues a los «Pura Sangre» se hace imposible acunarlos, pero quizás puedas acercarte a respetarla, la podrás ver, seguro, en este invierno, en Rios Ramos 61, Villarrasa, y te regalará la primavera….