Enrique Vazquez Oria

Ánimo compañeros…

Hoy siendo Lunes es menester que pase la mano sobre el hombro de una tripulación que no descansa aún habiéndose batido en corso con bucaneros de indigno estilo y sucia estampa, conscientes de las tempestades que aún están por llegar, sin visos de islas paradisíacas ni tesoros abundantes. Hoy quiero animarles porque hay signos para la conquista de lo verdadero y así lo creo firmemente. No debe ser casualidad, si entre tanto navío corsario, de un tiempo a esta parte arriban a nuestro casco signos para imaginar la tierra prometida…

A todo aquel que ande perdido a merced de los peligros del vasto océano, a todo hombre o mujer que haya sucumbido a la marea y haya postrado los remos, navegando a la deriva. A vosotros os digo, que tenéis en nuestro velero un cabo donde amarrar vuestras esperanzas, al buen rumbo de los que unimos nuestras fuerzas contra el poder impuesto, defendiendo libertad, tan cercenada por la espada de débiles de corazón y vergüenza. Pues si existe un lugar donde los sueños dejan de ser imposibles y los milagros siguen sucediendo, esa es la mar, tumba de héroes anónimos que perviven en la memoria de cada uno de nosotros, cuna de almas divinas y poderosas.

Honorable tripulación, con fe os digo, que no os mate el tedio, que no os coma la pereza, luchad contra vuestras carencias, y disfrutad de vuestro viaje, cada brizna, cada segundo, y es que no sabemos si existe otra vida, mas con ésta es suficiente si sabemos gobernarla, y ya el viento, palabra de almirante, vendrá a rescatarnos, a pesar de piratas y tormentas…